Integrantes de una familia regiomontana que regresaban de McAllen tuvieron una amarga experiencia.
Esto porque en su regreso en Nuevo León fueron bloqueados en la autopista rumbo a Monterrey por dos vehículos.
“Ya nos llevó la fregada, pensé; uno de los ocupantes del vehículo al frente de mi camioneta bajó y se vino directamente del lado mío y me tocó en la ventana con la pistola, bajé el vidrio y pregunté lo que se ofrecía”, relata el padre de familia, quien prefirió omitir su nombre.
Le preguntó cuál era su ocupación y si la persona que viaja con él, de alrededor de 14 años, era su hijo, entre otras cosas.
“Contesté las preguntas y me dijo que se subiría al asiento delantero y me advirtió que no me iba a pasar nada. Su expresión fue: no te va a pasar nada, solo coopera con nosotros para un servicio… y pues acepté su solicitud”, precisó.
Le dijo que siguiera al primer vehículo y el de atrás los seguiría…
“Mi hijo preguntaba, ¿quién es el señor papá?... ¡Es amigo, hijo, amigo!...
La persona no dejaba de hablar por uno de sus celulares, traía tres y en otros dos mandaba y recibía mensajes…
Total que al llegar al entronque que conduce a la autopista de cuota y la libre le indicó: “Baja la velocidad, ahorita te digo dónde te detendrás”.
Señaló que pensó… “aquí es donde viene lo que esperaba, una de dos, que me bajara, o robarme o quizá secuestrarnos, pero no, gracias a Dios no fue así”.
El acompañante le señaló: “Te dije que no te iba a pasar nada, déjame aquí y espera que nos alejemos y reanudas tu regreso, no tengas ningún temor… nada te pasó ni te va a pasar”.
Así terminó el pavor que tenía, de inmediato le llamó a su esposa y le hizo saber que lo mejor era que se regresara por Laredo, o Miguel Alemán, no le hace que tarde una o más horas.
“¡Gracias a Dios, pero no vuelvo a irme por Reynosa… Jamás!”, refirió el padre de familia.