El domingo, Eduardo Daniel Bustos Ruiz, quien se encontraba recluido en el penal de Tenancingo, murió por una herida de arma blanca producto de una riña con otro de los presos. Aunque fue trasladado al hospital para su atención, la lesión recibida fue mortal.
Con base en información extraoficial, el reo que falleció fue atendido en el hospital general de la misma localidad; sin embargo, la herida se encontraba entre la cuarta y quinta costilla, lo que generó una pérdida de sangre importante.
Este hombre se encontraba cumpliendo condena por homicidio agravado mientras que su presunto agresor, de nombre Ángel Álvarez Flores, cumple una sentencia por robo con violencia.
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Según la versión, ambos reclusos se enfrentaron y el agresor le encajó un objeto punzocortante, la pérdida de sangre derivó en un choque hipovolémico, es decir, una hemorragia de la que ya no pudo restablecerse.
Hasta el momento no hay ninguna información oficial sobre el deceso del preso, aunque autoridades estatales indicaron que la totalidad de la población interna en los centros penitenciarios se encuentran bien resguardada.
Actualmente suman 21 Centros de Readaptación Social distribuidos en la entidad, todos con problemas de sobrepoblación, el caso más grave es del penal Neza-Bordo, que registra 200 por ciento más de su capacidad que originalmente asciende a mil 700 internos.
Ricardo Vilchis Orozco, visitador general del Sistema Penitenciario de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México (Codhem) informó que entre los más poblados se encuentran Chalco, Tlalnepantla, Ecatepec, Nezahualcóyotl - Bordo de Xochiaca y Santiaguito en Almoloya de Juárez. Es decir, actualmente son más de 27 mil internos.
RAM