En el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) todo quedó entre familia. Si bien Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho, se convirtió en el rostro más notorio de la cúpula de la organización criminal, durante su ascenso siempre estuvieron a su lado sus cuñados: Los Cuinis.
Los hermanos González Valencia no acumulan la misma fama que El Chapo Guzmán o que El Señor de los Cielos, no obstante, la discreción con la que se condujeron les permitió operar un lucrativo negocio que, eventualmente, terminó por convertirse en la columna vertebral del también llamado cártel de las cuatro letras.
Lejos del estereotipo que rodea a los narcotraficantes mexicanos, Los Cuinis fueron empresarios. Su habilidad para establecer negocios ilícitos les permitió acumular ganancias millonarias que terminaron por expandir su influencia a diversos países pero también por catapultarlos al radar de las autoridades.
La detención de El Cuini
El primero en caer fue Abigael González Valencia. En febrero de 2015, El Cuini -como es mejor conocido- fue detenido por autoridades federales en Puerto Vallarta, Jalisco, al ser identificado como "el principal operador financiero de una organización delictiva".
Junto al cuñado del Mencho también fueron detenidos Óscar Betancourt Bermúdez y Laura Sánchez Ruíz, ambos originarios de Colombia, así como Miguel José Leone Martínez, de nacionalidad venezolana. Al momento de su arresto se les aseguró una granada de fragmentación, un paquete de un kilogramo de cocaína, teléfonos celulares e identificaciones apócrifas.
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Dicha detención reveló dos cosas. La primera, la organización delictiva contaba con socios fuera de México que colaboraban en su lucrativo negocio y, la segunda, la cacería contra Los Cuinis había comenzado.
Sudamérica: el refugio de Los Cuinis
En 2015 a la ciudad de Santa Cruz de la Sierra en Bolivia arribó un misterioso hombre. Ante las autoridades del país sudamericano y sus habitantes, Jaffet Arias Becerra era un exitoso ganadero que, poco a poco, se abría paso en la industria.
Un año después de su arribo al país sudamericano, aquel empresario ya contaba con una cédula de extranjería boliviana al tiempo que compraba una propiedad de mil 355 metros cuadrados en una exclusiva zona residencial en Santa Cruz de la Sierra, según dan cuenta investigaciones de Organized Crime and Corruption Reporting Project (OCCRP).
Entre lujos y su vinculación a la Asociación Boliviana de Criadores de Cebú (ASCOCEBÚ), Jaffet Arias Becerra salió de su nuevo hogar en al menos tres ocasiones entre 2016 y 2017. ¿El destino? Guadalajara, Jalisco. En México, ese mismo respetable ganadero respondía a otro nombre: José González Valencia.
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Durante dos años, el cuñado de Nemesio Oseguera Cervantes logró vivir una vida alterna en Bolivia, mientras que Estados Unidos ofrecía una recompensa de hasta cinco millones de dólares por información que llevara a su captura. No era para menos pues, según información del Centro de Investigación y Seguridad Nacional citada por OCCRP, José González Valencia se hizo cargo de las finanzas de la organización delictiva luego del arresto de su hermano Abigael. Entre sus funciones también destacaba brindar seguridad a El Mencho, así como establecer alianzas con grupos criminales en Asia y Europa.
Mientras que en Bolivia era conocido como Jaffet, entre integrantes de Los Cuinis y del Cártel Jalisco Nueva Generación, José González Valencia respondía a los alias de Chepa, Camarón o Santy.
Su falsa identidad le permitió al líder de Los Cuinis no sólo escabullirse de las autoridades sino también continuar operando sus millonarios negocios, lícitos e ilícitos hasta que su suerte se agotó en 2017 cuando fue detenido en Brasil.
De acuerdo con reportes periodísticos, José González Valencia voló a dicho país junto a su amigo boliviano, Mario Genaro Soljancic Fernández, quien se desempeñaba como un vendedor de productos veterinarios para la ganadería.
Chepa planeaba reunirse con su esposa e hijos que vivían en Estados Unidos para pasar unas vacaciones en Taíba, un destino paradisiaco ubicado en la costa noreste de Brasil, con lo que no contaba el líder de Los Cuinis es que cada uno de sus pasos eran vigilados.
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El 27 de diciembre de 2017, José González Valencia fue detenido por elementos de la policía brasileña en las tiendas de un complejo turístico luego de que Estados Unidos promoviera una solicitud de arresto. En repetidas ocasiones, Chepa negó haber participado en actividades de narcotráfico, sin embargo, en Brasil fue recluido en la Penitenciaría Federal de Mossoró al ser acusado de utilizar un documento oficial falso.
En noviembre de 2021, José González Valencia fue extraditado a Estados Unidos donde un año más tarde se declaró culpable ante una corte del Distrito de Columbia por tráfico internacional de cocaína. El pasado mes de junio, Chepa fue sentenciado a pasar 30 años en prisión, la condena máxima que le pudo ser impuesta toda vez que el tratado de extradición de Brasil exige que el gobierno de Estados Unidos no recomiende una sentencia mayor.
Los negocios de Lalo y las acusaciones de corrupción en Uruguay
Años antes de que Abigael González Valencia fuera detenido, en 2009, su hermano Gerardo -también líder de Los Cuinis- se mudó con toda su familia y su trayectoria criminal a Argentina. Según dan cuenta reportes periodísticos, Lalo -como es mejor conocido- buscaba alejarse de la violencia que en México desataba el Cártel Jalisco Nueva Generación en su intención de expandirse.
Información revelada por el periodista argentino, Agustín Ceruse, refiere que Gerardo González Valencia se estableció en Puerto Madero, uno de los barrios más exclusivos de Buenos Aires. Al igual que sus hermanos, Lalo ostentaba una faceta de empresario, por lo que las sospechas sobre sus ingresos económicos pasaban desapercibidas para vecinos y autoridades, empero, lo que se escondía detrás de tiendas de conveniencia que intentó establecer en el país sudamericano era en realidad un meticuloso esquema de lavado de dinero que logró blanquear alrededor de dos millones de dólares.
Las operaciones financieras ilícitas de Gerardo González Valencia no se limitaron a quedarse en territorio argentino sino que se extendieron a Uruguay. De acuerdo con Ceruse, el líder de Los Cuinis y su familia se mudaron a dicho país del cono sur luego de que sus subalternos tuvieron un incidente de tránsito en el que amenazaron a policías y comenzaron a investigarlos.
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Revelaciones de los Papeles de Panamá retomadas por InSight Crime refieren que en su nuevo hogar, tanto Lalo como su esposa Wendy Amaral Arévalo estaban vinculados a las empresas Montella Global SA y Deltodo Enterprises. A través de dichas compañías realizaron inversiones de bienes raíces en Punta del Este, Uruguay pero también en propiedades industriales de China y Rusia.
Por su parte, investigaciones de la agencia de noticias Reuters señalaron que Gerardo González Valencia también usó adquisiciones de autos de lujo para blanquear activos de procedencia ilícita.
Fue cuestión de tiempo para que autoridades uruguayas descubrieran que Gerardo González Valencia, más allá de un empresario, era un importante operador financiero para Los Cuinis y el Cártel Jalisco Nueva Generación, que obtenían millonarias ganancias de su control sobre los mercados asiáticos y europeos de cocaína y metanfetaminas.
En coordinación con autoridades estadounidenses, el 22 de abril de 2016 Lalo fue detenido junto con otras once personas vinculadas a la organización delictiva que encabezaba en Montevideo, Uruguay. Si bien se esperaba que su extradición fuera concedida rápidamente, el arresto de Gerardo González Valencia solo fue el inicio de un periplo que terminó por desatar una serie de tensiones en la política uruguaya.
Tras su aprehensión Gerardo González Valencia fue procesado en Uruguay por el delito de lavado de dinero, por lo que se ordenó su reclusión en el Complejo Carcelario "Santiago Vázquez", mejor conocido como COMCAR. Dos años más tarde fue trasladado a una sede de la Guardia Republicana por el Instituto Nacional de Rehabilitación (INR).
En octubre de 2016 y mientras su proceso judicial seguía en curso, la jueza Beatriz Larrieu le autorizó al líder de Los Cuinis tener visitas conyugales, para lo cual fue necesario trasladarlo a la Cárcel Central de Uruguay, un centro penitenciario que en ese entonces también albergaba a Rocco Morabito, uno de los líderes de la mafia italiana 'Ndrangheta.
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En 2019, el italiano conocido también como el "rey de la cocaína" se fugó de dicho centro penitenciario, una circunstancia que terminó por destapar una serie de irregularidades en la gestión de los penales uruguayos que escalaron a un proceso judicial. Según narraron medios locales como La Diaria Justicia la fuga de Morabito se había advertido desde un año antes en un informe policial que también exponía las reuniones que el líder de la mafia calabresa sostuvo con Gerardo González Valencia en prisión.
El diario El Observador hizo públicos unos audios en los que se expone como Alfredo Cavijo, entonces director de la Guardia Republicana, afirmaba desconocer sobre los encuentros entre el líder de Los Cuinis y el de la 'Ndrangheta, una declaración que generó tensiones con el fiscal Ricardo Lackner, quien lo acusó de haber omitido los beneficios a los que ambos líderes criminales tenían acceso dentro de prisión.
Dicha controversia persiguió a Alfredo Cavijo hasta finales de 2024 cuando una oleada de críticas se desbordó sobre él luego de que fuera designado como parte del equipo de seguridad del gobierno de Yamandú Orsi.
Durante su reclusión en Uruguay, Gerardo González Valencia también aseguró ser víctima de torturas por parte los custodios:
"Me tuvieron desnudo con temperaturas bajo cero. Si el ministro del Interior (Eduardo) Bonomi sigue mandando a sus guardias a torturarme, que busque el puente más alto de Uruguay donde lo voy a colgar", dijo el líder de Los Cuinis de acuerdo con un acta difundida por el medio local Búsqueda.
La amenaza de muerte al ex Ministro del Interior motivó a que presentara una denuncia penal en contra de Lalo, no obstante, en 2020 finalmente fue concedida su extradición a Estados Unidos donde, al igual que sus hermanos, fue acusado por delitos relacionados al tráfico internacional de drogas.
Pese a haberse declarado culpable, en 2023, Gerardo González Valencia fue sentenciado a pasar el resto de su vida en prisión, una decisión que su defensa buscó apelar, hasta el momento, sin éxito.
Por su parte, Abigael González Valencia se perfila a ser el siguiente hermano en enfrentar a la justicia estadounidense luego de que formara parte del segundo paquete de generadores de violencia que la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum ha entregado a Estados Unidos.
Los Cuinis fueron conocidos también como "el cártel más rico de México", pese a no alcanzar un interés mediático tan fuerte, los cuñados del Mencho fueron siempre la clave para que hoy el Cártel Jalisco Nueva Generación se consolide como lo que es: una peligrosa, poderosa y transnacional organización criminal, la de mayor expansión en el país.
ATJ
