Son millones. Y están por todas partes. En México, hablar de inseguridad es hablar de armas de fuego. Legales e ilegales, se han convertido en protagonistas silenciosas de una crisis que acumula decenas de miles de muertos cada año.
Detrás de cada gatillo accionado hay algo más que un crimen: hay una industria, una cadena de suministro, un mercado aprovechado por el crimen organizado y una economía que opera en las sombras.
Aunque la posesión de armas está fuertemente regulada por la ley en México, la realidad en el país es otra.

Armas de fuego: ¿protección o negocio?
En entregas anteriores, MILENIO ha explicado cómo opera parte de la industria de la inseguridad, es decir, el negocio que se genera a partir de la sensación de la violencia y los riesgos asociados.
En esta nueva entrega, el foco está en las armas de fuego: uno de los elementos más visibles —y al mismo tiempo más opacos— de esa industria. Su presencia está normalizada en muchos territorios, pero su circulación, uso y tráfico forman parte de una economía que va más allá de la protección personal.
William Harry Godnick, profesor en la Universidad de la Defensa Nacional en Washington D.C., refiere que:
"El crecimiento de la industria de la seguridad privada armada es, al mismo tiempo, un síntoma, una respuesta, una solución parcial y un posible factor agravante de la violencia armada que se vive en muchos países en desarrollo, incluida la región de América Latina y el Caribe".

Ejemplo de ello es que, aunque México cuenta con una regulación clara sobre la posesión y portación de armas de fuego, existe una gran disparidad entre aquellas que están en circulación y las que están debidamente registradas ante la Secretaría de la Defensa Nacional (Defensa).
Datos de la dependencia al cierre del tercer trimestre de 2023 refieren que en México se encuentran vigentes aproximadamente dos mil 535 licencias particulares para la portación de armas de fuego.
Sin embargo, una encuesta de Small Arms Survey refiere que México circulaban alrededor de 16.8 millones de armas en 2018.
Entidades con mayor número de licencias
México Unido Contra la Delincuencia (MUCD) refiere que, al corte de 2023, las entidades federativas con más licencias para la portación de armas de fuego eran Ciudad de México, con 51.4%; Nuevo León, con 21% y el Estado de México, con 8.5%.
¿Quiénes pueden adquirir armas en México?
De acuerdo con el artículo 10 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, todo habitante tiene derecho a:
"Poseer armas en su domicilio, para su seguridad y legítima defensa, con excepción de las prohibidas por la Ley Federal y de las reservadas para el uso exclusivo de la Fuerza Armada permanente y los cuerpos de reserva".
También establece que la ley federal determinará los casos, condiciones, requisitos y lugares en que se podrá autorizar a los habitantes la portación de armas.

No obstante, aquellos que deseen poseer o portar un arma de fuego deberán acreditar su licencia correspondiente, así como manifestarlo ante la Defensa, con el fin de su respectiva inscripción en el Registro Federal de Armas.
En el artículo 9 de Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos se establece qué tipo de armas pueden ser portada por los ciudadanos, así como sus características. Mientras tanto, los artículos 25 y 26 señalan que las licencias podrán expedirse cuando se cumplan los requisitos siguientes:
- Haber cumplido, los obligados, con el Servicio Militar Nacional.
- No tener impedimento físico o mental para el manejo de las armas.
- No haber sido condenado por delito cometido con el empleo de armas.
- No consumir drogas, enervantes o psicotrópicos.
- Acreditar, a criterio de la Secretaría de la Defensa Nacional, la necesidad de portar armas por:
a) La naturaleza de su ocupación o empleo.
b) Las circunstancias especiales del lugar en que viva.
c) Cualquier otro motivo justificado.
¿De dónde vienen las armas de fuego presentes en México?
Aunque la comercialización de armas de fuego, municiones y demás objetos regulados por la ley federal es realizada oficialmente por la Dirección de Comercialización de Armamento y Municiones, dependiente de la Dirección General de Industria Militar, la mayoría de las armas que circulan en el país no pasan por canales oficiales.
De acuerdo con diversos informes periodísticos y gubernamentales, estas suelen ingresar de manera ilegal a través de la frontera norte, por vías que combinan la corrupción aduanal y redes de crimen organizado.
Ciudades como Houston, Tucson y Phoenix son señaladas como puntos clave de origen. El propio gobierno federal ha llevado a tribunales internacionales demandas contra fabricantes estadounidenses, argumentando negligencia en los controles de venta y distribución de armamento que termina en manos de grupos criminales en México.

En enero de 2025, la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF), del Departamento de Justicia de Estados Unidos, reconoció que el 74% de las armas que usan los cárteles de droga en territorio mexicano son provenientes de su país.
"82% de las armas de fuego rastreadas en México se recuperaron en un estado con una presencia predominante de los cárteles de Sinaloa o Jalisco Nueva Generación, o de ambos", se lee en el cuarto y último volumen de la Evaluación Nacional sobre el Comercio y el Tráfico de Armas de Fuego (NFCTA).
La mayoría de estas armas son compradas legalmente en el país de las parras y estrellas, pero trasladadas ilegalmente a territorio mexicano.
El rol
En México, las armas de fuego no solo son herramientas de ataque o defensa: son instrumentos centrales en la lógica de control, intimidación y poder. En manos del crimen organizado, representan fuerza territorial. En manos de civiles, una reacción al miedo.
Grupos delictivos usan armamento para ejercer control social, realizar extorsiones, ejecutar rivales o disuadir la intervención de fuerzas estatales. En muchos territorios, la presencia visible de rifles de asalto, fusiles o incluso lanzagranadas tiene un efecto de silenciamiento colectivo.
Por otro lado, la normalización de las armas también ha penetrado la vida civil. En zonas rurales o marcadas por la violencia, hay comunidades donde portar un arma ya no es solo un privilegio, sino una necesidad percibida para sobrevivir.

De acuerdo con las Estadísticas de Defunciones Registradas (EDR) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), de los 32 mil 252 homicidios reportados en 2023, 69.3% fueron con armas de fuego.
Las cifras registradas en años anteriores son similares.
- 2022: 67% de los homicidios fueron cometidos con un arma de fuego
- 2021: 68.6%
- 2020: 69.7%
- 2019: 70%
- 2018: 70.1%
RMV.