Las riñas, motines y protestas en los penales de Nuevo León han sido un tema constante que ha seguido a la administración de Jaime Rodríguez Calderón en su casi año y medio de gobierno, dejando un saldo de, al menos, 61 personas muertas, cientos de lesionados y, sobre todo, una percepción generalizada de que no existe control de la autoridad en esos centros penitenciarios.
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Situación que lo acompañó hasta en el día de su primer informe de Gobierno, ya que justo cuando se encontraba en el Congreso del Estado para dicho evento, se informó de una persona muerta en una riña en el penal del Topo Chico.
De acuerdo a comunicados de prensa enviados por Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos AC (CADHAC), con el fallecimiento, ese 13 de octubre, de Cristian Rubén Cantú Gómez, sumaban en el primer año de esta administración 57 personas fallecidas en los centros penitenciarios de Nuevo León, 56 en el de Topo Chico, y una en el Cereso de Cadereyta.
Posterior a ese evento, según las notas periodísticas, hubo dos riñas más en el penal del Topo Chico para finalizar el año 2016 con decenas de personas lesionadas.
En la madrugada del 2 de noviembre del 2016 elementos de seguridad realizaron una revisión en el penal del Topo Chico, la cual terminó en una riña entre uniformados e internos con saldo de 20 lesionados; aunque la versión oficial indicó que fueron sólo 2 policías heridos.
Para el 30 de noviembre del año pasado, otra riña entre reos, otra movilización de policías, otros dos heridos.
Mientras que en los primeros 87 días de este año 2017 ya suman, al menos, 4 reos muertos y decenas de heridos, la mayoría de ellos en el penal de Cadereyta, además de un caso de tortura y maltrato en el penal de Apodaca que se volvió viral en redes sociales.
El 21 de febrero se reportó una riña entre internos en el penal de Cadereyta, con saldo de dos personas lesionadas.
El 14 de marzo de 2017 se difunden en redes sociales videos sobre el maltrato y humillación de la que son objeto seis reos en el penal de Apodaca.
En tanto que en días consecutivos, 27 y 28 de marzo, el ojo del huracán llegó al penal de Cadereyta, donde las riñas, motines, robos y demás, dejaron, oficialmente, 8 personas heridas en el primer evento y, 4 personas fallecidas y 21 lesionados en el segundo.
Ante esta realidad, diversas voces de la sociedad han exigido al gobierno estatal tomar el control de los penales de Nuevo León y erradicar los autogobiernos en esos lugares.