México ha dejado de tener una policía de mando civil a nivel federal y eso es una mala noticia, porque ahora la Guardia Nacional dependerá por completo de la Secretaría de la Defensa Nacional, lo cual carece de sentido, porque entonces para qué servirá la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana que encabezará Omar García Harfuch desde el 1 de octubre, ya que no tendrá elementos de seguridad a su cargo.
Resulta absurdo que la dependencia de García Harfuch, vaya a tener la rectoría de las políticas en materia de seguridad pública, es decir, que dicte el rumbo a seguir, pero no vaya a contar con un brazo operativo que le permita implementarlo, porque para usar a la Guardia Nacional deberá pedirle permiso al Secretario de la Defensa Nacional, por lo que en la práctica Harfuch será un funcionario de segundo nivel.
Lo peor es que se puede caer en contradicciones cuando los Secretarios de Seguridad y la Defensa opinen diferente, porque se planificará de una manera y se implementará de otra, generando una descoordinación que solo va a favorecer a los criminales.
Por si fuera poco, los integrantes de la Guardia Nacional tendrán fuero militar, por ende, no podrán ser juzgados por tribunales comunes, lo cual va a acrecentar los excesos en el uso de sus atribuciones y la única forma en la que llegarán a la justicia convencional será cuando cometan violaciones graves a los derechos humanos.
Al final, Andrés Manuel López Obrador claudicó en su promesa de regresar a los militares a los cuarteles y de mejorar las capacidades de las policías civiles, porque lo que hizo fue militarizar a las policías, incluso en mayor medida que Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, llevando al país a un punto de no retorno, ya que volver a un esquema de Policía Federal con mando civil será muy costoso y tardará muchísimos años, por lo que es previsible que nunca regresemos al modelo anterior.
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