Avanzan los años y las manifestaciones en calles de México siguen estando marcadas con la sombra de un contexto político, bajo el cobijo de personajes opositores al actual gobierno federal, sin una renovación y mucho menos, la nula participación activa, constante y contundente de la población en general.
Los acontecido el sábado pasado con el llamado de la Generación Z, conocida también como los “Ninis”, terminó siendo más un escaparate para los mismos de siempre, principalmente gente ligada al Partido Acción Nacional (mucho jóven de 50 años año, comentaron en las redes sociales), miembros del extinto PRD, así como uno que otro priísta.
Con las reacciones propias desde Palacio Nacional, las declaraciones de la presidenta Claudia Sheinbaum, el respaldo que tuvo de los gobernadores como el tamaulipeco Américo Villarreal, si dejar a un lado la trifulca entre jóvenes extremistas y la policía en el Zócalo, la crítica hacia los asistentes apareció hasta en la llamada prensa Anti 4T.
Lo anterior demuestra algo muy contrastante como al mismo tiempo preocupante de la sociedad mexicana. El sector juvenil, que actualmente y de acuerdo con datos del Inegi en su último censo poblacional, representan el 25 por ciento de los casi 140 millones de habitantes, sin decir una sola palabra, comentario o publicación en redes sociales, manifiestaron su desdén por la política.
Y tienen justa razón. El origen de la marcha era exigir cuentas a la autoridad por el asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, hasta que integrantes de organismos políticos y activistas aparecieron como “ciudadanos” para lanzar otro tipo de consignas totalmente fuera del espíritu inicial, usando golpeteos políticos y hasta personales a Morena y algunos servidores públicos. Es decir, el reclamo inicial valió un soberano cacahuate.
¿Qué pasó con el resto de los jóvenes? Quizá tenían mejores cosas que hacer. En esa realidad, para ellos es más atractivo otras actividades. No se les culpa, así fueron educados, criados y hasta tolerados en el seno familiar.
Hoy amenazaron con salir, pero a ver el perfil de quienes convocan, seguramente tienen otro objetivo: lograr o negociar una nómina municipal, por ejemplo.
Carlos Manzo debería estar avergonzado de cómo utilizan su imagen para estos fines.
