“Ningún gobierno puede mantenerse sólido mucho tiempo sin una oposición temible”
Benjamín Disraeli
Hoy, no es ni la época, ni son las condiciones para que nos conformemos, con lo que otros quieren hacer por nosotros. Desde hace algunas semanas, hemos vivido en este País discusiones sobre temas trascendentes, y sin embargo como ciudadanos, nuestra opinión no ha sido considerada como se debiera.
En nuestro régimen republicano el papel del legislador es plasmar la voluntad de los ciudadanos que los eligieron e impulsar leyes en razón de las necesidades de la sociedad; por eso se dice que son nuestros representantes; sin embargo, en la realidad, así como han abanderado causas sociales, en otras ocasiones han decido en torno a acuerdos políticos.
Gracias al activismo de la sociedad organizada y de partidos políticos de oposición, se logró que en el Senado de la República se aprobara un modelo de Guardia Nacional con mando civil y con carácter temporal.
También la voz de legisladores federales y de la sociedad, ha servido para evidenciar insensibilidad en temas que afectan directamente a mujeres y niños, como la reducción al presupuesto, para el programa de estancias infantiles y, la suspensión en la entrega de recursos a los refugios para mujeres y niños en situación de violencia.
Por otro lado, en Cámara de Diputados federal, se aprobó la reforma al artículo 19 de la Constitución Política, relativo a la prisión preventiva oficiosa, incluyéndose diversos delitos que representan un riesgo, pues no se consideraron las debilidades del sistema judicial mexicano, las opiniones de diversas organizaciones sociales y de la ONU.
Al igual que a nivel nacional, en Guanajuato, fue una legislatura anterior la que aprobó, las bases constitucionales que sirvieron, para que se diera el pase automático, de procurador a fiscal general y, sin embargo, el debate y la presión mediática se acrecentó en ambos planos, hasta ahora que se formalizó.
Reza un dicho popular, que la primera acción es el verdadero error y las demás son consecuencia; por ello, es necesario tener legisladores que, desde el inicio, hagan lo que se debe hacer y que no actúen en función, ni de premios ni de miedos. Ese sería un verdadero poder legislativo no un querer legislativo.
*Abogado y Maestro en Derecho Constitucional y Amparo. Magistrado del Tribunal de Justicia Administrativa 2010-2017