El 16 de septiembre, nuestra fecha más emblemática como mexicanos. Muchos no reconocerán los demás días festivos, pero el día del Grito, de nuestra Independencia, desde niños lo tenemos tatuado en el corazón. Es el día de sentirnos orgullosos de ser mexicanos, de celebrar nuestras tradiciones, de gritar a ronco pecho: “¡Viva México!”. De comer nuestros platillos típicos y de querer más a México, pero llegamos a este día festivo con más penas que razones para celebrar.
México está sumido en lo que parece un sueño desesperanzador, no hay claridad en el rumbo y más que nunca el país está dividido y polarizado. La reciente aprobación de la reforma al Poder Judicial de parte del Congreso federal, nos ha dejado sorprendidos y con incertidumbre por el porvenir. No hubo consenso ni diálogo y se usaron las mañas políticas que pensábamos habían desaparecido con la casi extinción del PRI. Revivimos las viejas costumbres, o a lo mejor nunca se fueron, solo pasaron de partido a partido. Fuimos testigos de lo más bajo: traiciones, amenazas, violencia para lograr lo que el partido oficialista deseaba regalarle a su líder, sin cuestionarlo.
Llegamos al 16 de septiembre, sumidos en la desgracia de la inseguridad. Ciudades secuestradas por el crimen organizado, carreteras tomadas, negocios cerrados y municipios que decidieron no celebrar nuestra Independencia para no arriesgar a su comunidad.
Así llegamos al 2024, a unos días del cambio de Presidencia. Una Presidencia que quedará en la historia por manejar “otros datos”, cuando el ciudadano está viviendo otra realidad; la de los desaparecidos, los jóvenes optando por el crimen, pocas o nulas medicinas, educación sin ser validada por pruebas internacionales y la lista sigue.
Si da lugar para desear algo en estas fechas, realmente deseo que le vaya bien a la nueva Presidenta, para que nos vaya bien a todos. Deseo que esto sea solo mal paso, del que vamos a salir avanti, pero los tiempos parecen no favorables, y el desánimo está al día y no veo interés de quienes hoy ostentan el poder de gobernar para todos. Espero que la historia, como suele suceder, sea cíclica y de este bache salgamos pronto más fortalecidos.
