El gobernador Omar Fayad envió un mensaje al pueblo de Hidalgo el pasado martes. No es el primero que hace en medio de la pandemia covid-19 pero si el más urgente. Su contenido, tono y momento pretende ser conmovedor, es decir, mover el sentimiento de las personas para que tomen la acción que les propone.
No es sencillo emitir un mensaje de este tipo. Es de los momentos en donde el gobernante asume riesgos no calculados. Alrededor de una comunicación que busca los oídos de la masa existen muchas interrogantes: ¿cómo lo tomará el pueblo? ¿Tendrá el efecto deseado? ¿Es el momento oportuno?
El mayor riesgo de un mensaje de emergencia es que no sea escuchado. Y podría no ser escuchado por varios motivos que van desde la elección de los medios por los cuales se difunde hasta razones políticas reales o artificiales, producto de la contienda habitual de la arena política. El contenido del comunicado alcanza en algún punto el tono dramático acorde a la tragedia que se vislumbra si no se logra bajar la intensidad del contagio .El gobernador Fayad lanza un grito de alerta más intenso que los anteriores y pide a la gente sensatez y cooperación. No obstante, la riña política que se ha sembrado recientemente en la sociedad mexicana obstaculiza la efectividad del llamado. Se suma a ello el desprestigio generalizado de la clase política que genera un ambiente de desconfianza ciudadana. Éstas y otras consideraciones se colocaron sobre la mesa en el proceso de escribir el comunicado de 4 minutos con 20 segundos. La voz del gobernante y la reacción de los ciudadanos pueden salvar muchas en Hidalgo. Los resultados nos dirán si tuvo éxito el mensaje.