La moneda de 20 centavos mexicanos que circuló por décadas hasta antes de las devaluaciones del último cuarto del siglo XX, tenía en una cara el escudo nacional y en el reverso, la pirámide del Sol de Teotihuacán. La gente conocía a las caras de la moneda como “águila” y “sol”, dominio popular que se usó para la suerte de los volados, como 2 opciones ambivalentes.
Pero un siglo antes existió una confrontación política que se identificó con los símbolos del sol y el águila. Fue el primer choque entre conservadores y liberales. Al nacer el México independiente de inmediato brotó la diferencia sobre el rumbo que debería tomar la nación: República o Monarquía. Todos los políticos importantes de la época eran masones, pero seguía a dos logias con ideas enfrentadas. La Gran Logia Yorkina afín al pensamiento republicano y la Gran Logia Escocesa que prefería una monarquía.
Para difundir sus ideas y simultáneamente para atacar a los adversarios, ambos bandos crearon sus respectivos periódicos: El Sol de los escoceses y El Águila Mexicana de los yorkianos. En ese momento El Sol contenía el pensamiento conservador que deseaba, como así lo logró en la persona de Agustín de Iturbide, a un emperador. Los liberales escribían en el Águila la idea de una República similar al modelo de Estados Unidos. La historia mexicana es una cadena de fuertes choques entre las dos formas de pensamiento político. Los conservadores y liberales riñen permanentemente aunque siempre está en duda la genuina posición de los actores porque también son constantes los cambios de bando. El Presidente actual vuelve al perpetuo conflicto. Parece la suerte de México que eternamente aguarda el azar de la moneda.