Cada 30 segundos se diagnostica un cáncer de mama en el planeta. En México es la segunda causa de muerte en las mujeres, después de las enfermedades cardiovasculares. Se estima que aquellas que padecen esta enfermedad pierden 21 años potenciales de vida, debido a que el promedio de edad en que mueren por este mal es de 57 años, mientras que la esperanza de vida de una mujer sana es de 78 años.
Por estos días, mucho se habla de que el cáncer de mama es curable con un diagnóstico temprano, sin embargo en la mayoría de los casos las mujeres no nos autoexploramos, no acudimos a los centros de salud a esta prevención y somos pocas quienes participamos en las jornadas como las del mes contra el cáncer de mama. Con algunas excepciones, en el origen de esta lamentable situación están nuevamente los estereotipos de género impuestos a las mujeres en un contexto patriarcal.
Si este cáncer puede ser de los más fáciles de tratar si se detecta a tiempo ¿por qué es la segunda causa de muerte entre las mexicanas? Por la baja autoestima con que las mujeres hemos sido educadas, al ser tratadas (por los demás y por nosotras mismas) como seres de segunda cuya salud es intrascendente.
Muchos de los casos de cáncer de mama son asintomáticos y sólo puede evidenciarse la enfermedad con la mamografía o ecografía de mama, por ello, es importante que se realicen chequeos médicos continuos. En el caso de las mujeres menores de 40 años, pueden realizarse ecografías, y a partir de esa edad, mamografías. A diferencia de otros, este cáncer es totalmente detectable y se puede prevenir a tiempo si estamos al tanto de los síntomas y mantenemos un programa permanente y sistemático de autoexploración a partir de los 20 años.
En la actualidad, la tecnología permite realizar revisiones completas de mama en pocas horas. Además, lo que antes podía considerarse como una enfermedad con pena de muerte, hoy puede eliminarse si se detecta a tiempo.
En la constante búsqueda de vacunas y remedios que puedan acabar con el cáncer de mama, en el Instituto de Investigación Lerner de Ohio, Estados Unidos, dicen haber encontrado una vacuna que podría inmunizar al cuerpo humano en el desarrollo de tumores de mama, mediante una única dosis de la inmunización, que evita el desarrollo de tumores e inhibe el crecimiento de los tumores ya existentes.
Todo ello tiene un costo económico, a veces alto y a veces bajo, pero siempre inaccesible para las familias que sobreviven con lo indispensable para comer y que en el fenómeno de la feminización de la pobreza deciden destinar sus pocos recursos en acciones que familiarmente benefician más a los hombres que a las mujeres.
Así, aun cuando la información existe, el mensaje no llega hasta las destinatarias debido al escaso compromiso gubernamental en todo el mundo con la salud de las mujeres, al autoengaño basado en el “a mí no me va a pasar” y en el arraigado aprendizaje de las mujeres de ubicarnos a nosotras mismas y a nuestros cuerpos en el último lugar de nuestras prioridades.
Bajo el estereotipo de la madre perfecta, la esposa abnegada y lo que la filósofa italiana Franca Basaglia llama ser “cuerpo-para-otros”, las mujeres hemos sido educadas para pensar primero en la salud de quienes nos rodean, y hasta el último en la nuestra, sólo cuando ya no podemos más.
Si las mujeres se tuvieran a sí mismas en la cima de la lista de prioridades, muchos problemas de salud pública disminuirían considerablemente. Si se atendieran a sí mismas como atienden a hijos, hijas, esposos, parientes y a sus animales, la condición y posición de las mujeres mejoraría sustancialmente, y el Estado ahorraría mucho dinero a través de la prevención. Por ello es que al propio Estado Mexicano le conviene invertir en erradicar los estereotipos y la discriminación por género que sufren las mujeres en esta sociedad patriarcal.
Respecto a la autoestima de las mujeres con perspectiva de género, la teórica feminista mexicana Marcela Lagarde afirma que una estima propia con visión de género, nos llevará al empoderamiento individual y colectivo de las mujeres: “De la autoestima de género personal a la estima del género como categoría social no hay ni un paso. De manera dialéctica, al ir de la autoestima personal a la estima de género, contribuimos a la estima social de las mujeres como legítimas habitantes de esta tierra que valoramos las muy diversas maneras de vivir y ser mujeres”.
De igual manera que la frase de Michelle Bachelet respecto de que si una mujer entra en política, cambia la mujer, pero si muchas mujeres entran en política, cambia la política; así igualmente, si una mujer decide ponerse en la lista de prioridades y atender su salud tanto preventiva como correctivamente, cambia la vida de esa mujer; pero si muchas, muchísimas mujeres decidimos empoderarnos y atender nuestra salud, entonces cambiará la salud pública, y paulatinamente cambiará la condición y posición de todas las mujeres.
@taniamezcor
FB: Tania Mezcor