Ya con tres años de implementación de la Agenda 20-30, el Día de la Solidaridad Humana llega este 20 de diciembre con más pertinencia que nunca, debido a que los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), centran en este valor universal la estrategia para erradicar la pobreza, proteger el planeta y garantizar la dignidad para todos. El nuevo programa de los ODS pone en el centro a la persona y al planeta, se apoya en los derechos humanos y está respaldado por una alianza mundial decidida a ayudar a la gente a superar la pobreza, el hambre y las enfermedades. Se forjará por tanto sobre la base de una cooperación y sobre todo de la solidaridad mundial, un valor universal que desde 2005 cuenta con su propio día, establecido para conmemorarse cada 20 de diciembre. La solidaridad es uno de los valores fundamentales y universales en que deberían basarse las relaciones entre pueblos en el siglo XXI, además, con el objetivo de erradicar la pobreza y promover el desarrollo humano y social en países menos industrializados, en particular entre los segmentos más pobres de sus poblaciones, la Asamblea General de la ONU creó el Fondo Mundial de Solidaridad para que quienes sufren o tienen menos se beneficien de la ayuda de quienes poseen mayor solvencia económica. Este Fondo Mundial impulsa dos objetivos complementarios: no dejar a nadie atrás y construir una vida digna para todas las personas. Dicho espíritu de solidaridad debe inspirar ahora nuestra respuesta colectiva a otros grandes retos que enfrenta la humanidad, tales como la pobreza y el aumento de la desigualdad, el cambio climático, la pobreza crónica y los grandes problemas de salud, particularmente los surgidos en países en desarrollo. Solucionar esta problemática sólo se logrará con acciones colectivas, desinteresadas y solidarias.
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