Si hay una cinta que deseo ya con todo mi corazón este año es Wicked, la versión del gran musical basado en los libros de Gregory Maguire. La historia paralela al clásico Mago de Oz tiene muchas maravillas, partiendo del hecho de que ha enseñado ya a tres generaciones a pensar en que cada historia tiene al menos dos partes.
La aventura de Elphaba (la bruja mala del Oeste) al lado de Glinda (la buena del Norte) es una epopeya musical de tal proporción que entiendo y, hasta agradezco, que se va a contar en dos partes en el cine. Difícilmente van a encontrar mejor cierre del primer acto en un musical; con esa euforia se quedará el público esperando ver la segunda parte, un año después.
¿La noticia? Se ha adelantado una semana el estreno de noviembre para que a los nerds de los musicales y a millones de fans no nos explote la cabeza por coincidir con la versión de acción real de Moana el mismo fin de semana. Solo son cinco días antes, el 27 de noviembre; nos espera una muy emocionante temporada musical el próximo otoño.
Los tráilers son muy emocionantes, aunque algunos padecen del mal que sufren otros grandes musicales que llegan del teatro al cine: alguien decide no mostrar tanto la música más la acción para no “ahuyentar” a esas personas que presumen “odiar” el género. Error, porque los que lo amamos haremos nuestra tarea de asegurarnos de que toda la gente nos acompañe a verla, de que haya versiones para fans en karaoke y con los ojos abiertos, cuidando a uno de nuestros bebés favoritos (incluyendo ver que los cineastas le hagan la justicia que merece).
No tengan duda, los fans de los musicales somos aún más intensos y dedicados que los de Marvel y Star Wars juntos. No lo duden, porque sabemos “desafiar la gravedad” y no tememos cantar a todo volumen, al respecto, si se requiere.
