La batalla por la inclusión en el mundo del entretenimiento y las artes es necesaria. Pero a estas alturas que nadie en la industria del cine me diga que se sorprende por lo que ocurre con el Hollywood Foreign Press, encargado de entregar los Globos de Oro, porque todos en este negocio hemos entrado en contacto con ellos y sabemos bien lo que pasa.
En efecto, es un grupo muy reducido de periodistas que viven en EU, pero que representan a diferentes países, o mercados, del resto del mundo. Y sí, hay miles de historias, que jamás se han tratado de esconder, de como estos periodistas pelean por sus privilegios, ya sea no dejando que nadie más de la prensa se suba a su camión semivacio cuando ellos y el resto de la prensa mortal salen del mismo evento en una tormenta tropical, sus conferencias privadas, los grandes regalos de los potenciales nominados y sobre todo acceso sin límite a los famosos.
Pocos habían tomado en cuenta como el cambio de los hábitos de consumo cinematográfico y televisivo afectan a estos personajes, pero ahora los mercados han cambiado. Ya no es una pluma influyendo a todo un país, pues la mayoría de los estudios tienen oficinas locales o un plan de mercadotecnia global llegando a todos. Y si bien el entregar los Globos de Oro les sigue dando un extraño poder sobre Hollywood, por primera vez se les exige las mismas reglas de representación que otras premiaciones. Y más importante, por primera vez han respondido que lo harán. Parece que se han dado cuenta que el balance del poder también esta cambiando con el resto del mundo.
