Estamos en un momento clave para la historia de la humanidad y el cine es uno de los mejores espejos para ver nuestra reflexión y la forma en que las distintas sociedades, y nuestros antepasados, comprendían la vida en otros momentos.
Escribo esto después de leer con incredulidad que HBO aceptó quitar de su plataforma el clásico Lo que el viento se llevó después de un contundente editorial en el New York Times por John Ridley, de Doce años esclavo, quien asegura que el clásico glorifica la esclavitud. Reconozco que él tiene mucho más derecho que yo a opinar, pero me preocupa.
La razón por la que me hace mucho ruido este tipo de decisiones no es por mi amor al cine, sino porque sé qué historia en muchos casos se preserva a través de las creaciones de su momento. Y si las borramos por completo, si reescribimos la historia solo como queremos que las siguientes generaciones la recuerden, perdemos la gran oportunidad de comparar una “normalidad” cruel y hasta criminal, contra una en la que el mundo está, espero, comenzando a despertar en contra del racismo. Lo que el viento se llevó no es un documental pero sirve para documentar cómo se comprendía el tema no solo durante la guerra civil de EU, sino cuando se filmó, en 1939.
HBO asegura que la regresará con una especie de denuncia a partir de una contextualización histórica y debates al respecto. Eso suena bastante mejor. Pero no podemos pedir que desaparezca todo lo que ya no va de acuerdo con nuestra realidad, porque entonces de verdad que no tendremos herramientas ni recursos para recordar la historia que no queremos que se repita.
Twitter: @susana.moscatel