Ahí estaba el duende Brucie, sentado en la bella jacaranda, muy cómodo, pues el otoño estaba llegando y el calorcito se estaba yendo; observó abajo “el zacate”, perfectamente bien cortado, parecía un campo natural hermoso, en el que se antojaba caminar.
Y hablando de las empresas, así hay varias, en donde el líder conserva el control que su liderazgo situacional le otorga, primero por el respeto del personal, después por la disciplina y constancia que todos aplican en sus labores, y después en la organización absoluta que tienen todos sobre la empresa, y que respetan y se apegan a cumplir con el sueño del dueño, trabajando todos en lo que son fuertes, y destacan de ser, y lo que los distingue de los demás competidores.
Ese zacatito bien cortado debe ser regado con agua, de manera constante y mantenido con; la organización de reuniones formales de comunicación, eventos de integración que sean de interés de todos, participación activa del líder y enfocarse siempre en tener un buen campo verde lleno de utilidades en beneficio de todos, solo así habrá progreso.
Pero existen otros empresarios, que ese zacate no lo tratan bien, entonces se convierte en hierba grande que no deja crecer a los demás, empieza aparecer la “hiedra” y el famoso “seca palo”, que son los que impiden el crecimiento de los colaboradores y aplastan las buenas intenciones.
La motivación se ve afectada, las aspiraciones también, de hecho convierten a todos en su propia imagen; y por ahí alguien sembró “higueras”, que comienzan abrazar a los demás para secarlos y convertirlos solo en rastrojo seco, el liderazgo malo, la desintegración, el clima laboral obscuro, la incertidumbre y que todos se comiencen a patearse al máximo, y ver cómo esa hierba alta se come a los pastos sanos.
Y entonces comienza darse un fenómeno de emigrar a un campo con zacatito más ordenado, y verde de lluvia, y olor a tierra mojada, y eso comienza a tener efecto, pues ese monte ya no funciona. _