Nuestra vida está llena de candados, por todos lados los hay a montones; traemos en nuestra bolsa la llave de la casa, la del auto, la de nuestra oficina, la combinación de la caja fuerte, la contraseña del teléfono celular, y qué decir de los famosos passwords de la computadora, de la Tablet o de algún archivo confidencial, los “Tocken”, que llegan hacer la locura de muchos, los hay al por mayor, en barata; por banco, por cuenta, y certificados electrónicos que actúan como llave exclusiva de un equipo de cómputo, las contraseñas de las famosas y populares redes sociales, están siempre presentes en nuestras mentes. ¡Más nos vale tener una buena memoria! para acordarnos de todas ellas, y ¿qué me dicen las de las páginas WEB del comercio por la Internet? Bueno, no terminaríamos de contabilizar todos los “candados” que hoy están presentes en nuestras vidas cotidianas, para todo hay un candadito que abra la puerta, es parte de la vida moderna, y tenemos que acostumbrarnos a convivir con ellos, ¡no hay opción!
Pero, ¿qué pasa con los candados cuando traspasan las cosas materiales? y ¿nosotros mismos nos convertimos en el candando de nuestra existencia? Por ejemplo, que nos bloquemos a terminar los estudios, o a buscar una nueva oportunidad de desarrollo en lo profesional, o nos limitemos a no salir de ese círculo vicioso que nos está dañando tanto en lo psicológico como en lo físico, o bien que nos encontremos en “la famosa zona de confort” y que creemos que así permaneceremos siempre, cuando en verdad algún día quizás muy pronto, alguien nos moverá el tapete y todo cambie. ¿Qué haremos entonces?, ¿abriremos nuestra cabeza y criterio? y ¿entonces desearemos cambiar?, ¿no será muy tarde para ello?
Y por otro lado, ¿qué pasa cuando conocemos gente que nos pone candados? Por mencionar algunos casos. Para crecer en la organización, o para relacionarnos con otras comunidades o grupos de amigos más propositivos y abiertos al cambio, para desarrollarnos en alguna afición o deporte, o bien que siempre nos esté diciendo que estamos limitados, cuando probablemente sea el quien nos lo dice, sea el que está limitado, y quiere que todos estén debajo de él, y que no nos percatamos de ellos, por seguir y escuchar su propia corta visión.
Qué esencial es el poder eliminar a los candados en nuestra vida social y profesional, pues ahí no deberían de existir limites.
