Hace unos días se viralizó una persona a la cual conocí bastante durante el último año. El video lo mostraba con el agua hasta las rodillas sobre el río Mojarras. Apenas me lo compartieron, le escribí y su respuesta fue contundente: “Seguimos igual”.
Frase que resume el verdadero rostro del Nuevo León junto al debate hipócrita de nuestros funcionarios que se dicen preocupados por el medio ambiente.
¿Que si tengo ejemplos? Muchos, pero ahora me centraré en las zonas que caminé. Lugares donde la negligencia federal y la apatía estatal se combinan con empresarios muy inteligentes que saben cómo doblegar los mecanismos legales de los municipios.
Uno de ellos, el que mencionaba Aristeo en su video; con el incansable intento de la empresa Matrimar por instalar una pedrera en un punto muy sensible cercano a la sierra de picachos en Doctor González. Decenas de hectáreas arrasadas por maquinaria y que impactan sobre el ganado, cultivos o parques naturales de la zona.
Un universo tan manoseado que la Semarnat, la Secretaría de Desarrollo Sustentable, el Congreso local, el Cabildo municipal y otras instancias se han repartido culpas para justificar una decisión que raya en lo insólito.
El otro ejemplo lo vemos muy fácil detrás de la cortina de la presa de La Boca con otra pedrera que opera a solo 700 metros de la Cueva de los Murciélagos, cuando la distancia de amortiguamiento debiera ser de dos kilómetros. Y mientras alguien se hace el distraído y evita publicarla en el diario oficial como área protegida, pues que continúe el circo de los millones.
Y así pudiera seguir con más ejemplos porque lo normal es que las empresas estén por encima de la conciencia ecológica que tanto exigimos en la actualidad y que representa más un sueño guajiro que una realidad para una Sultana, cuya eutanasia ecológica comenzó hace tiempo y nadie pareciera dispuesto a detenerla.
Twitter: @santiago4kd