Supongo que estoy mal si te digo que no me preocupa tanto el virus en sí mismo. Y utilizo el “tanto” porque estoy consternado como tú de enfermarme o que mi familia lo padezca, y claro que me perturba pensar en contar miles de cadáveres y llorar a conocidos, pero ¿sabes qué? Me aterra muchísimo más la incertidumbre financiera que se nos viene.
Me refiero a la desaceleración económica en el mundo y un pozo recesivo que empujará a las empresas de Nuevo León a recortar personal. Un panorama que es muy fácil de leer si seguimos los indicadores básicos que posicionan a México como uno de los países que más sentirá el cimbronazo de este 2020 nefasto.
¿Crees que se tocarán el corazón? No y serías muy inocente si así lo crees. Las empresas se basan en resultados y su salud depende de finanzas estables. Y aunque se planifiquen fondos de ayuda estatales o federales, el primer golpe será sobre los pequeños y medianos negocios que no aguantarán estos meses de estancamiento con una inflación a la que no estamos acostumbrados.
La gente no compra, los negocios bajan drásticamente sus ingresos y deben recortar personal. Unos a nivel macro (corporativos) y otros, como el restaurante de tu colonia que reducirá su staff. Y ahí este virus, que hoy nos preocupa por su naturaleza apocalíptica, mutará en un tsunami de características sociópatas con cientos de miles de familias hundidas en la desazón económica.
Una realidad, que dejará atrás la poca mortalidad del Covid-19 y adoptará desde junio una metástasis que te matará lentamente debido a las repercusiones familiares y de delitos que se aumentarán a medida que las empresas echen a la gente a la calle.
¿Crees que exagero? Ojalá, pero así de precavidos como estamos siendo con el virus, yo te recomendaría que analices tu estabilidad financiera y proyectes un plan de contingencia para un 2020 que tendrá un cierre infernal.
Twitter: @santiago4kd
