Vamos a quemarle las patitas al Diablo.
Así dicen los pachecos cuando van a fumar mariguana.
Eso significa algo así como "vamos a quemar mota".
Hay muchas formar de decirlo.
Otra manera es: "Vamos a que María nos pague".
Es decir: Vamos a quemar yerba.
También se usa la frase: "Vamos con Héctor a que nos pague". Lo que significa: Vamos a conectar a alguien que nos venda mota.
En algunas regiones se utiliza la frase: "¡Zacatito para el conejo!". Que quiere decir: Saca la droga y comparte. Además es muy común oír la expresión: "Pasa las 3", que quiere decir Dame 3 fumadas de mota.
Son distintas formas de disfrazar una invitación a fumar mariguana.
Los mexicanos hemos inventado todas estas frases para no hablar directamente sobre una adicción vergonzante. Fumar mariguana es a veces penoso y entonces hay que crear códigos de entendimiento entre mariguanos con la intención de que no se enteren todos que vamos a fumar algo prohibido.
De hecho la mariguana tiene muchos nombres. La Juana. La Mari Juana. Juanita. La Mois. El Flavio. El Churro. Un toque. La Mostaza. Cannabis. La Verde. La Yerba. El carrujo. La mota.
Su mismo carácter clandestino le ha creado muchos sobrenombres para no tener que decir: Dame un toque de mariguana.
No hay que olvidar que estamos hablando de una mercancía ilegal que entraña un delito grave y cárcel de inmediato. Y entonces cuando se habla de mariguana, en todas sus acepciones, se habla en voz baja y con una sonrisita cómplice: "Pasa la Mois". Y los dos hombres involucrados en el acto ilegal de traficar con drogas –el que compra y el que vende-, se ríen socarronamente y se ven a los ojos, entendiendo de qué se trata.
Todos esos códigos quedarán en el pasado.
Con la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ya cualquiera podrá tener una maceta de mariguana en su casa como si fuera una planta de yerbabuena. Ya no será necesario llamarla Flavio o Mostaza para despistar, sino por su verdadero nombre: mariguana.
Y cualquiera podrá prepararla y fumársela, sin ninguna complicación, ni pena, junto a su jefecita o frente a sus primas mochilonas. Y ahora vamos a poder ofrecer a nuestros invitados a casa, con mucha educación y cortesía: ¿Gusta una tacita de café o un cigarrito de mariguana?
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