La importancia del perdón y la reconciliación en los procesos de desarrollo humano y de crecimiento personal es fundamental a pesar de que muchos solemos pasarlo por alto.
Recientemente después de un intenso trabajo de liberación y crecimiento en el que participé, me preguntaron directamente: ¿Omar, tú ya te has perdonado?
Evidentemente la pregunta me cimbró y me dejó muy reflexivo, sobre todo porque el perdón y la reconciliación son dos ingredientes vitales en los procesos de acompañamiento terapéutico que realizo con mis consultantes, aunque de pronto me olvido de que, quienes nos dedicamos a ello también requerimos supervisión y guía.
Como si las casualidades existieran, aunque más bien yo creo que el Espíritu se manifiesta, un día antes de esa intervención me había tocado estar frente a frente con uno de mis hijos y vivir un momento importante en el que traté de tener mi mejor actitud para pedirle una disculpa por los errores del pasado que hubieran podido hacerle daño.
Afortunadamente esa reunión resultó muy emotiva y de reconciliación para dar paso a los nuevos capítulos que deberán escribirse en el presente y el futuro.
Por ello me resultó de gran relevancia cuando al día siguiente me preguntaran directamente si ya me perdoné.
Normalmente suele ser más fácil perdonar a otros e incluso pedirles perdón a ellos que hacerlo y aplicárselo a uno mismo.
Recordé que hace tiempo una compañera me envió un mensaje que decía: “si yo (Dios) ya te he perdonado, por qué te sigues culpando, la culpa anula tu fe”.
Vivir con culpa o lo que es lo mismo, sin perdonarse a sí mismo, suele tener consecuencias físicas, mentales y espirituales, por lo que debemos hacer conciencia de la importancia de repararnos para poder estar en paz y en armonía con todo nuestro alrededor.
Cuando terminó la intervención, la persona que acompañó mi proceso volvió a preguntarme: ¿cómo estás ahora? Me siento con mucha paz, respondí.
En esta ocasión he decidido compartir mi propio testimonio para desarrollar el tema de la mejor manera posible.
¡Perdónate! No se de qué, pero hazlo. Tu ser integral lo agradecerá.
