Circula en redes un video de mucha inspiración sobre cómo el nadador multimedallista olímpico, Michael Phelps, pudo superar su alcoholismo tras ser derrotado en las Olimpiadas de Londres 2012 y después de rehabilitarse volver por la revancha en Río de Janeiro 2016, para retirarse de las albercas con un triunfo.
El emotivo mensaje me hizo recordar otro caso emblemático del deporte y las adicciones, en la figura del fallecido astro argentino de futbol, Diego Armando Maradona, quien lamentablemente nunca pudo superar su dependencia a las drogas.
En mis charlas de adicciones con jóvenes me gusta proyectar un video en el que Maradona sugiere a los niños y adolescentes no probar las drogas y reconoce que debido a su consumo no podría considerarse el mejor de todos los tiempos.
Lamentablemente el mundo del deporte, aunque sugiere una vida saludable y ejemplar, es un campo fértil para el consumo y adicción de tabaco, alcohol y drogas, aunque normalmente no se habla de ellos por la mala reputación que podría causar a los atletas.
La marihuana y la cocaína, además del alcohol, son las sustancias de mayor uso entre deportistas, profesionales y amateurs que, sin importar la vida saludable que debería significar la cultura física, viven historias dramáticas en secreto y en silencio por lo que pudiera resultar si sus casos se conocen social o públicamente.
Deportistas y entrenadores de todas las disciplinas son también presas de esta despiadada enfermedad y muchas veces viven historias de luz y sombra, entre sus éxitos competitivos y el drama de sus vidas personales.
Afortunadamente hoy la salud mental en el deporte cada vez toma más importancia puesto que el simple hecho de practicar una actividad física no los exonera del látigo de los trastornos por consumo de sustancias.
Manuel Manzo, héroe de las canchas como seleccionado nacional de futbol es otro que ha ventilado su alcoholismo, narrando que llegó a jugar en estado de ebriedad y de cómo tuvo la fortuna de poderse recuperar y dar testimonio de salvación.
Después de todo, detrás de un deportista hay una historia de vida que solo su familia conoce y que siempre tendrán la posibilidad de recuperarse si comienzan por aceptar su enfermedad y pedir ayuda.
