El miedo “es la sensación de angustia provocada por la presencia de un peligro real o imaginario”. Coincido con la definición de seguridad pública que considera a ésta como el derecho a vivir sin miedo. No es la única definición y quizá no sea la más adecuada desde la perspectiva teórica o académica, pero sostengo que es la que mejor define el momento y ubica a los que desempeñamos una función pública en la ruta de lograr una meta concreta: que la sociedad recupere la tranquilidad, porque solo una sociedad sin miedo puede acceder a un bienestar efectivo y, por tanto, aspirar a la felicidad.
La inseguridad es la principal preocupación de la sociedad. En consecuencia, las principales acciones y los mayores esfuerzos del gobierno de México y de los gobiernos estatales están destinadas a combatirla. Estoy seguro de que no existe un solo gobierno estatal que inicie el día deseando que la inseguridad aumente en su entidad; por el contrario, las principales acciones están orientadas a procurar seguridad. Lo que tenemos instalado en el país es un contexto de inseguridad, circunstancias particulares de orden estatal o regional, así como hechos que impactan a toda la sociedad.
¿Cómo hacer posible que la sociedad deje de tener miedo, cómo recuperar la tranquilidad? La respuesta es muy amplia, va desde las propuestas de transformación de las policías y fiscalías, hasta la mejor coordinación, la utilización de las más recientes tecnologías y la participación ciudadana. En estas líneas, pongo el foco en un tema íntimamente ligado con la participación ciudadana y construcción de la paz. Se trata de construir y reconstituir el tejido social con un conjunto de acciones tendiente a la recuperación de la paz. Esta iniciativa no es nueva, en varias naciones en momentos específicos de su historia que han experimentado experiencias traumáticas producto de conflictos o desastres naturales, han puesto en marcha procesos de reconstrucción del tejido social.
Coincido con las visiones que consideran que la reconstrucción del tejido social es una apuesta por la paz. Es verdad que la paz no consiste únicamente en la eliminación del conflicto social. Es el resultado de un proceso de reconstrucción y reconstitución social, que incluye variables como el restablecimiento de los lazos comunitarios rotos y la creación de condiciones culturales, ambientales y estructurales para la buena convivencia. La paz es resultado del bien convivir en justicia, así como de la seguridad y cuidado de los demás y del entorno, es decir, del medio ambiente.
En un contexto electrizado por eventos de alto impacto que han estremecido a la sociedad en las últimas semanas en Ciudad de México y otras entidades del país, como ocurrió esta semana en Puebla, parecería que hablar de la construcción de la paz podría a los ojos de varios sonar como insuficiente; sin embargo, estoy convencido de que cualquier estrategia de seguridad debe ser integral y, por supuesto, tomar muy en serio la puesta en práctica de acciones para recuperar la paz como un factor necesario para que la sociedad recupere la tranquilidad y deje de tener miedo.
@MBarbosaMX