Jack (Himesh Patel) es un cantautor principiante que intenta abrirse paso en la escena musical de Reino Unido. Al cabo de intentos decepcionantes por conseguir que sus canciones sean escuchadas y a punto de desistir de su sueño artístico, un evento insólito cambia su suerte: durante un apagón eléctrico a nivel mundial, Jack es atropellado por un autobús. Termina en el hospital, con moretones y sin un diente, pero la consecuencia más grave de este accidente es una alteración a la realidad que parece imposible. A través de varias anécdotas, Jack se da cuenta de que ahora vive en un mundo en el que The Beatles nunca existió. Ni chicos ni grandes tienen la menor idea de quiénes son John, Paul, George y Ringo. Mucho menos han escuchado alguna de sus canciones. Ser el único conocedor del repertorio de El cuarteto de Liverpool le da la oportunidad de usar canciones como “Yesterday”, “Hey Jude”, “Let it be” como creaciones propias. El estrellato está asegurado para Jack, siempre que pueda vencer la culpa de plagiar la obra de la banda más grande de la historia.
Sobra decir que no estamos frente a un trabajo esencial del director inglés Danny Boyle (Trainspotting, 28 Days Later, 127 hours). Cabe decir que, aun en momentos creativos medianos, su cine es superior al entretenimiento promedio. Al borrar el legado de The Beatles de nuestra cultura, Yesterday permite una divertida reflexión sobre la música como arte e industria: ¿Valoraríamos una canción creada en 1969 si la escucháramos por primera vez en 2019?, ¿qué tan derivativo, poco original es el arte de la segunda mitad del siglo XX? (esta pregunta surge en la trama cuando vemos que, al no existir The Beatles, tampoco existen otras bandas o artistas, incluso libros y productos de consumo masivo), ¿qué tanto valida el éxito comercial a la música verdaderamente buena? ¿qué tanto determina el aspecto físico de un artista su consolidación en el mercado?
Al igual que Érase una vez en Hollywood, de Quentin Tarantino, Yesterday es una cinta cuya contraseña para entenderla es conocer temas clave de la cultura de los sesentas. No se puede equiparar a The Beatles con Charles Manson, pero seguro hay una buena cantidad de millennials/zillennials sin noción de ambos. Es interesante cómo ninguna de las dos cintas se preocupa por dar contexto a la audiencia. Sin introducciones o datos biográficos de The Beatles, ni cifras astronómicas de sus ventas de discos, Boyle obliga al espectador desinformado a llevarse un poco de tarea para hacer en casa, lo cual es algo que el cine debería hacer más a menudo.
El guión del célebre Richard Curtis (autor de Four weddings and a funeral, Notting Hill, Love Actually) es excitante como punto de partida, sin embargo, queda la sensación de que a su mundo alterno le hacen falta ramificaciones. No es que necesitemos una justificación de por qué y cómo The Beatles desapareció de la historia de la humanidad. Más bien, a la usanza de la ciencia ficción, debería especular con más detalle las características del escenario que plantea. La parte que frustra a Yesterday es su tibia historia de amor. Ya sea por la falta de química entre Hamish Patel y Lilly James o por lo débilmente planteado que está su romance, esta subtrama le quita resonancia.
Salvo su aburrida dupla romántica, Yesterday es material obligatorio para todo melómano.
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