Sociedad

Hasta siempre, Lacho

  • Columna de Mario Fragoso Piceno
  • Hasta siempre, Lacho
  • Mario Fragoso Piceno

Horacio Salazar Herrera nació en Monterrey, era un destacado editor, escritor, periodista y divulgador de ciencia con más de 40 años de experiencia, trabajó en El Porvenir, El Norte y el Diario de Monterrey (actualmente Milenio), tuve el honor de conocerlo y le escribo esto como despedida.

La última vez que hablamos me exigiste: “No permitas que te manden a la guerra sin fusil”, te prometo que no, voy a hacer que te sientas orgulloso de mí. Gracias por escucharme SIEMPRE.

Te amo inmensamente, Lacho (Horacio Salazar Herrera), me vas a acompañar toda la vida. Hablar contigo era aprender. Estar contigo era crecer. Vivir contigo era un placer. Qué honor que el destino haya cruzado mi camino con el tuyo. Fuiste amigo, comparsa, papá, jefe. Fuiste todo profesional y personalmente. Agradezco tu cariño, atesoro tus consejos, gracias por hacerme crecer, Lacho. Voy a extrañar tus charlas, tu sabiduría, tu vehemencia, tu cariño, tu parsimonia y tu bonhomia.

Te llevo tatuado con esto: "Es más valiosa la actitud, que la aptitud", el equipo que formaste es el mejor de Latinoamérica. Es el mejor porque nos exigías pensar antes de operar. Es el mejor porque nos enseñaste a resolver. Es el mejor porque damos resultados, no explicaciones. Es el mejor porque lo formaste tú.

Me dio mucha pena la primera vez que te llamé Lacho porque imponías, y porque ya me habías metido un regaño marca Acme, seguro bien merecido porque siempre he tenido área de oportunidad en mi carácter y tu jamás fuiste un jefe ogro. Me respondiste que solo tus amigos te llamaban así, y que si yo creía que era lo correcto, tú no tenías ningún problema... te tomé la palabra y mira qué hermosa amistad me regalaste.

Te admiraba millones de cosas, pero tu capacidad para expresarte escribiendo era una locura, me platicaste de los cientos de libros que publicaste, de las miles de traducciones que hiciste, de los millones de libros en papel o PDF que devorabas. Nunca te lo confesé pero me sentía ignorante a tu lado, por eso me encantaba platicar y escucharte porque siempre terminaba con algo nuevo, con algo tuyo.

Te vi trabajar cientos de monos para Milenio, tu talento para dibujar era casi el mismo que tenías para editar un texto, eras un mago. Siempre quise que me dibujaras, me quería quedar con un pedacito de tu talento, eso me lo quedaste a deber pero ya nos las arreglaremos.

Compartimos la mesa muchas veces, reímos hasta que nos dolía la panza, nos peleábamos por pagar, voy a extrañar mucho compartir la mesa contigo, Lacho. Siempre te agradecí en público y privado por prepararme para tu puesto, por hablar de mí con Ángel o con Francisco para presumirme, por dejarme aprenderte.

Me quedo tranquilo porque esto que escribo te lo dije de frente un montón de veces.  Me parte el alma no poder tenerte a lado. No poder despedirme. Descansa, Lacho. Allá nos vemos.

Me robé fotos de tu Facebook porque me hubiera encantado que más personas te conocieran y porque estoy seguro que los que te amamos las disfrutaremos.


Google news logo
Síguenos en
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.