Título de uno de los libros de Chimamanda Ngozi Adichie, nigeriana galardonada con el Chicago Tribune Heartland Prize en 2013, en cuya entrega, nos lleva de manera amena en un recorrido, llamémosle, histórico del feminismo.
Histórico me refiero desde la perspectiva de una intelectual africana, con una perspectiva cultural particular, que bien pudo ser la de cualquier otra mujer de otro lado del mundo que contribuye a un historicismo feminista y cuyo aterrizaje busca sacar al tema del pantano de connotaciones negativas, donde ha caído por su poca comprensión.
Ngozi nos relata que, cuando niña, quería con todas sus ganas ser el monitor de clase. Para serlo, implicaba tener la calificación más alta del examen. Se aseguró de que así fuera pero, para su sorpresa, la profesora dijo que el monitor tenía que ser un niño, detalle que pasó por alto aclararlo con antelación.
El incidente que no ha podido olvidar cobra sentido a nuestros días y en nuestras sociedades –seguramente todas–, porque ciertamente "si hacemos algo una y otra vez, acaba siendo normal", sentencia la autora.
Observarse en el espejo no es cosa fácil, sobre todo cuando se alude a todo aquello que no queremos aceptar ver en nosotros mismos. Puede darnos un ligero ataque de risa absurda, quizá porque constituye inconscientemente el umbral de respuestas profundas, de primera instancia inseguras probablemente, deductivas y poco maduras.
De entre los seres que habitamos el planeta, los humanos tenemos esa capacidad de respondernos y replantearnos; los loros o los monos que repiten o imitan sin comprender o pensar, no la tienen. Irónicamente, toda animalada o bestialidad es todo aquello de lo que los animales están, en todo caso, por definición exentos.
Jaques Derrida destaca que el animal está privado de lenguaje. "O, más concretamente, de respuesta, de una respuesta que hay que distinguir precisa y rigurosamente de la reacción: del derecho y del poder de responder. Y, por lo tanto, de tantas otras cosas que serían lo propio del hombre."
Seguir haciendo lo mismo o mirarse en el espejo en torno al asunto de género como muchos otros problemas que padecemos en estos días, tiene que ver con esa incómoda complejidad de pensar en cambiar el estado de las cosas. Pero, re-conocerse, es dejar de fingir.
"La definición que doy yo es que feminista es todo aquel hombre o mujer que dice: Sí, hay un problema con la situación de género hoy en día y tenemos que solucionarlo, tenemos que mejorar las cosas": Chimamanda.