A pesar de la obsesión que raya en la paranoia, el presidente López Obrador no cejará en su afán de que su propuesta de reforma al Poder Judicial se consolide antes de que termine su administración el próximo 30 de septiembre. Ha sido tanto el rencor del tabasqueño que no existe ningún día que no se refiera a la "corrupción y podredumbre imperante en todo el Poder Judicial", según sus datos.
Por eso la virtual presidenta de México, Claudia Sheinbaum, en aras de no tener diferencias ni desencuentros con el jefe del Ejecutivo federal antes de protestar como mandataria, ya se pronunció porque la multirreferida reforma incluya la elección de jueces, ministros y coordinadores de parte del "pueblo sabio".
En la propuesta lopezobradorista se han mantenido sus incondicionales esbirros y golpeadores con patente de corzo, como el poblano fallido Ignacio Mier. Cabe recordar que hace unos días en la Cámara de Diputados, Mier -conocido como El Tibiri Tabara-, cometió la torpeza de decir que el nuevo Congreso de la Unión al que pertenece, aprobaría a pie juntillas la iniciativa de López Obrador.
Fue tan absurdo y torpe su anuncio, que unas horas después de su osadía el peso perdió presencia ante el dólar, por lo que la presidenta Claudia Sheinbaum tuvo que salir al quite y habló por teléfono con los encargados del Fondo Monetario Internacional para manifestarle que había tranquilidad en los mercados financieros de México.
De igual forma López Obrador volvió a referir por enésima ocasión su obsesiva reforma judicial, y el dólar se elevó a 18.70 pesos. Incluso se dio el lujo de amenazar con su dicho ya tan repetitivo de que "el nerviosismo de los mercados no importa, porque la reforma judicial nadie la detendrá"
Y así por el estilo, López Obrador sigue su reinado en palacio nacional, del que no quiere perder ni un minuto hasta que termine su administración. Sin importarle que en esos anuncios discursivos sus detracciones vayan en contra de su candidata, hoy casi su homóloga, Sheinbaum.
Vienen más tiempos difíciles para México por la terquedad del mandatario y la forma de hablar de Sheinbaum. No tardan las desavenencias entre Claudia y AMLO. No hay que ser pitoniso para proyectarlo. El protagonismo extremo del todavía mandatario establecerá la diferencia.
