Veo a Guillermo del Toro levantar dos estatuillas del Oscar y me llegan a la mente muchas imágenes, muchas escenas y, sobre todo, muchos nombres.
Pienso, de inmediato, en sus padres: don Federico y doña Guadalupe, unos visionarios padres de familia que apoyaron en todo momento la carrera del entonces adolescente que soñaba con hacer cine. Don Federico puso el dinero y el respaldo (nada era gratis: Guillermo tuvo que trabajar en una empresa familiar como parte del acuerdo), y doña Guadalupe puso la alegría, el amor y apoyo total para su vástago. Lo he dicho antes y lo repito ahora: pocas veces he visto tal respaldo de unos padres de familia para un proyecto que en ese momento parecía disparatado. Hoy vemos que sus padres eran visionarios.
Otro nombre que me salta es el de Daniel Varela, quien en la vida de Guillermo apareció como un profesor de preparatoria en el Instituto de Ciencias, y terminó siendo un colega que aportó la base técnica y académica inicial para el desarrollo de la carrera del tapatío. Daniel es piedra angular de lo que hoy cosecha Guillermo.
Por supuesto que debo señalar al finado Rigo Mora, íntimo amigo de Guillermo. Fue su compañero en la prepa, y más tarde su cómplice en trabajos de sus incipientes trabajos de animación y cinematografía. Ambos derrochaban pasión y esfuerzo en sus proyectos, aunque la vida terminó separando a ese equipo, pues Rigo se fue muy joven a causa de una enfermedad degenerativa.
Lorenza. Pieza clave en la carrera de Guillermo desde el punto de vista personal. Fueron compañeros de preparatoria. Se casaron. Tuvieron familia. Vivieron momentos alegres y también difíciles. No sé lo que ocurrió después, pero ya no están juntos, aunque estoy seguro de que algo, mucho o poco, tiene ella que ver con lo acontecido anoche en Los Ángeles.
Javier Cañedo. Su brother. Compañero de correrías. Almas gemelas pero sin cine de por medio. Su gran amigo. Fui testigo de algunas de sus aventuras; se podría escribir un libro muy divertido de todas ellas.
Mariano. Alejandro. Dolores. Dorbecker. Jaime Humberto... Ufff. Tantas y tantas gentes que tocaron y fueron tocados por el entusiasta y siempre alegre Guillermo.
Todos ellos son parte de los premios recibidos anoche por el cineasta tapatío. Todos pueden sentir entusiasmo por el reconocimiento al ahora galardonado don Guillermo del Toro. Ya sea por aportar los cimientos, un ladrillo, o un simple grano de arena.
¡Felicidades, Memo!
El banquillo
Recuerdo.- No sé si una calle pueda llevar su nombre, pero bien podríamos a recolectar llaves para una estatua del cineasta tapatío avecindado en California.
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