Confieso que estaba la mar de nervioso. Que me dio la pálida en los tiempos extra. Que antes de los tiros penales se asomaban las lágrimas a mis ojos. Que me volteé y di la espalda al televisor para no ver el tiro de Julio Furch que a la postre dio el título al Atlas. Que apreté los puños cuando supe del campeonato, y que me mantuve así un rato en la oficina, porque me parecía de mala suerte ir al estadio, o ponerme la cachucha de mi equipo. A lo Atlas, pues.
Disculpará Usted que hable del equipo rojinegro; y que lo haga en primera persona. Total. No había festejado yo un campeonato en 57 años.
No soy el aficionado que tiene una colección de jerseys de su equipo (sólo tengo dos, y uno no me lo pongo porque está firmado por el plantel de hace un año). Tengo una gorra rojinegra que me regaló un buen amigo y excompañero. Y una calcomanía con el escudo de mi equipo que me acompaña desde hace años en mi trabajo, y que rueda de cajón en cajón a la espera de tener una camioneta pickup en la cual pegarla. Pero soy rojinegro de cepa.
Parte de la fortuna de ser rojinegro se la debo a mi señor padre, a quien no le gusta el futbol, pero que sí gustaba de la amistad fraterna que tenía desde la preparatoria con el ingeniero Manuel Castañeda Morales (+), poseedor durante mucho tiempo de un palco en el Jalisco. Mi papá iba a departir con su amigo los miércoles por la noche a los partidos de la entonces Copa de los años 70, y yo era el colado junto con Manuel y Carlos (+) Castañeda. Grabada está en mi memoria la fascinación de ver una luminosa cancha cuando se abría la cortina del palco. Era como magia.
Sobra decir que como rojinegro aprendí a que las burlas resbalaran. Siempre dije que no me importaba la derrota, si el equipo jugaba a fondo. También dije que el Atlas tenía un canterano en cada equipo campeón de México.
Hoy mi equipo me ha dado una gran satisfacción. Tanta, que hasta de otras ciudades recibí llamadas de amigos felicitándome por el campeonato. Y me tomó un buen rato creerlo.
Hoy puedo repetir ese dicho de que “con el Atlas, aunque gane”, pero añadiré un poco más: “aunque gane el próximo torneo”.
Manuel Baeza
Twitter: @baezamanuel