Se llegó la hora para festejar a la Virgen de Guadalupe, por lo que muchos laguneros habrán de ofrecerle reliquias a la Morenita del Tepeyac por los favores recibidos.
Por un lado, se viene la terminación de las peregrinaciones y el tráfico por la avenida Juárez volverá a la normalidad, además, muchos comerciantes ambulantes habrán de regresar a sus lugares establecidos por lo que al final de cuenta las banquetas habrán de quedar transitables.
Ya son las últimas reliquias del año, por lo que muchos carniceros habrán de aprovechar el momento para vender la carne de porcino para preparar el guisado rojo, mientras que los abarroteros buscarán vender todas las pastas o sopas que tengan en existencia.
Por fortuna, se prohibió que se lanzaran cuetes durante las peregrinaciones, algo que fue de gran alivio para aquellas familias que tienen sus mascotas, mismas que con las explosiones se asustaban y buscaban esconderse en cualquier lugar de las viviendas.
Ahora, empezaron de nuevo a lanzar estos cuetes durante la celebración de algunas reliquias, por lo que no faltaron familias que tuvieron que comprarles tranquilizantes a sus lomitos para mantenerlos calmados.
Ahora, después de festejar a la Virgen de Guadalupe, lo que siguen son las posadas, por lo que muchos laguneros se habrán de soltar el pelo, le habrán de dar vuelo a la hilacha y disfrutar de una buena cena, unos refrescos amargos, acompañados de sus amigos.
Después y ya encarrerados, se viene el momento de disfrutar la cena de Navidad, de degustar desde tamales, pozole, chamorros, hasta piernas de cerdo o un delicioso pavo, sin que puedan faltar en las mesas esas bebidas que provocan mucha felicidad en el cuerpo.
Esa misma noche se aprovecha para esperar la llegada del hombre de traje rojo y larga barba y bigotes, quien habrá de entregar regalos a los niños laguneros.
Finalmente la fiesta más esperada, la de Año Nuevo, que es cuando se avienta la casa por la venta y es cuando se cuentan los último segundos del 2025 para darle la bienvenida al 2026, claro al calor de un buen brindes y no se diga una excelente cena.
Walter.juarez@milenio.com
