La movilización que se espera para este sábado en la Ciudad de México, la cual es encabezada por la llamada generación z, misma que está conformada por jóvenes, ha provocado que el gobierno federal que encabeza la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, no se confíe al decirse que será una marcha pacífica, por lo que por experiencia y mientras son peras o son manzanas, ya Palacio Nacional se encuentra blindado con vallas de casi tres metros de altura.
Se sabe que en muchas manifestaciones normalmente hay personas infiltradas, las cuales se dedican a cometer desmanes, a dañar edificios históricos o bien, todo lo que se encuentran a su paso, lo cual incluye tiendas de ropa, restaurantes, cafeterías, comercios y además, se dan gusto quebrando los cristales y de pasada hacer actos de rapiña.
Las movilizaciones no están prohibidas, pero quienes participan en las mismas, deben de mantener el orden y es que quienes cometen actos vandálicos, saben que pueden terminar tras las rejas.
Se dijo que la manifestación que tienen programada los jóvenes, es para pedirle al gobierno federal que se trabaje en varias vertientes, pero una de ellas es la seguridad.
Es por eso que durante su protesta pedirán al poder ejecutivo que cumpla lo prometido, que tome en serio las riendas del país y que acabe con la inseguridad, además, que les abra el camino a ellos para que puedan salir adelante.
Claro que en esta marcha habrán de mezclarse integrantes de colectivos, de los diferentes partidos políticos y de la sociedad civil.
No faltarán todos aquellos que se sienten agraviados con el asesinato de Carlos Manzo, quien fuera presidente municipal del municipio de Uruapan, en Michoacán.
Se dice que se replicarán las manifestaciones en más de 50 ciudades de diferentes estados, por lo que las autoridades de los diferentes niveles de gobierno, ya están preparadas para evitar desmanes que dañen propiedades de la nación y particulares.
La generación z ya está preparada y todos aquellos que se “columpiarán” de su movilización también se encuentran listos para integrarse y defender sus propios intereses.
Mientras tanto, el Palacio Nacional está convertido en una fortaleza.
Walter.juarez@milenio.com
