Hace algunos años, los decesos en la región Lagunera venían precedidos de hechos de violencia extrema.
Se recuerda a los grupos delictivos cobrar la vida de rivales y atacarlos con armas largas, además, también se los llevaban a casas de seguridad, en donde tras torturarlos, los privaban de la vida para ir a dejar sus cuerpos en lugares específicos.
Ahora, esos tiempos ya pasaron pero se siguen presentando muchas muertes, mismas que son de otros tipos, como la de accidentes viales por culpa del exceso de velocidad, del consumo de alcohol y otros, por descuidos de sus conductores.
Se pueden ver muchos accidentes viales por toda la región lagunera, en los cuales participan desde ciclistas, motociclistas, vehículos tipo sedán, camionetas, no se diga camiones, tráilers y hasta percances en que los trenes se llevan cualquier tipo de vehículos que les quieren ganar el paso.
Anteriormente también era muy común ver personas atropelladas en todos los municipios, además, en el periférico y carreteras estatales había personas que pagaban con sus vidas el intentar cruzar pese al intenso tráfico vehicular.
Pero no todo son choques, también hay quienes pierden el control de sus vehículos y para su mala fortuna, terminan en algún canal de riego, sufriendo lesiones que acabaron con su existencia.
Se dice que ahora hay muchos laguneros que pueden comprar autos de modelos recientes, mismos que según los vendedores cuentan con la mejor tecnología, frenos súper potentes, motores que alcanzan altas velocidad y por lo cual, quienes los conducen sienten que pisándole al acelerador pueden tener el control total y ser más veloz que cualquiera.
Se pueden ver oficiales de Tránsito y Vialidad por todos lados, pero eso parece no importarle a muchos conductores, quienes se caracterizan por no respetar los límites de velocidad, por dar vueltas prohibidas y además, por las noches conducir alcoholizados, lo cual los convierte en un peligro potencial para otros automovilistas.
Hace unos años había mucho temor salir a las calles ante la violencia extrema, se tenía miedo de quedar en medio de algún fuego cruzado y ahora, también hay miedo a encontrarse en el camino con uno de esos conductores que sienten que todo lo pueden, que nadie los detendrá pese a manejar acelerados y alcoholizados.
Walter.juarez@milenio.com