Política

El hombre y su circunstancia

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  • Luis A. Guadarrama Rico

El filósofo y ensayista José Ortega y Gasset, en su obra Meditaciones del Quijote, escribió: "Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella no me salvo yo". Este influyente pensador puso de relieve que la persona estaba formada por dos partes esenciales: el sujeto y el mundo con el que a cada quien toca trajinar. Nos desplazamos en un pedazo del mundo; en una época específica cuyo entorno también nos configura y, a él respondemos desde nuestra existencia. Ello trazará biografías distintas.

Viene a cuento este pellizco al pensamiento orteguiano, ante el reciente deceso del periodista Jacobo Zabludovsky Kravesky. Nació en México el 24 de mayo de 1928. Dos años antes, su padre David, originario de Bialastok, Polonia, junto con su esposa Raquel Kravesky, también polaca y, del mismo poblado, formaron parte –junto con sus dos vástagos– de una nueva oleada de polacos que venían huyendo de la persecución y del ataque que se imponía a quienes profesaban la religión judía. Aunque su destino pudo haber sido los EEUU, Brasil o Argentina, la decisión de su padre fue probar suerte en México, Distrito Federal.

Una familia más, de origen polaco y de fe judía, había llegado al México posrevolucionario. El niño Jacobo tuvo la circunstancia de vivir en la misma vecindad donde moraba Luis Felipe Ureña, corrector de pruebas del periódico El Nacional. Mediante un trabajo de ayudantía, sería inoculado por la actividad periodística. Aunque se tituló en Derecho en la UNAM, optó por cultivar la prensa escrita. La industria periodística y radiofónica más fuerte del país estaba en el D.F. Jacobo, hombre disciplinado y esforzado, estaba ahí trabajando. Cuando la televisión inició en nuestro país, era el año 1950. El joven Zabludovsky, de apenas 22 años, ya se había forjado en la filas del periódico Novedades. ¿Quién era el dueño de ese periódico? Rómulo O'Farril. El mismo dueño de XHTV, Canal 4, primera señal televisiva comercial que se encargó de transmitir el IV Informe del entonces presidente Miguel Alemán Valdés.

Jacobo Zabludovsky, como periodista, nació ligado profundamente al poder y a las élites tanto empresariales como políticas que recrean y conservan dicho poder. El consenso dicta que fue un hombre culto. Lo demostró. Durante casi 30 años se constituyó en la dilecta voz informativa de óptica pro-gubernamental. Un hombre del gobierno que ejerció influencia para mantener el status quo. Testigo de acontecimientos de primer orden. Hombre solemne y acaso parco. Persona de buenos modales. Solidario con su hijo Abraham, al decidir renunciar a Televisa, en el año 2000, cuando soplaban fétidos vientos del hijo del Tigre Azcárraga. Jacobo, un hueco que afortunadamente no hay que llenar, porque las circunstancias son otras.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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