Reducir el presupuesto a las universidades.
Como dicen los rancheros con sabiduría cuando se encuentran ante una situación difícil, ellos aseveran: “ese tiro no me lo echo yo, compadre”. Así, yo esperaba que la lucidez en nuestro Presidente electo y en sus sumisos colaboradores les permitiera entender que pelearse con todas las universidades es un mal negocio, lo cual ha sido documentado a nivel nacional e internacional.
En mi largo peregrinar yo recuerdo a muchos países de América Latina y de Europa cuyos presidentes, en conflicto con las universidades, han perdido prestigio, su guerra intestina y también a veces su puesto, ya que la influencia política y social de la autonomía universitaria derivada del acuerdo de Córdoba, en Argentina, en 1918 ha documentado que cuando la universidad sale a la calle a defender su institución, no es fácil encontrar mecanismos para contrarrestar su fuerza y la costumbre histórica es que se pierde el conflicto o se renuncia a su posición.
Espero que esta ocurrencia de la Secretaría de Hacienda, que envió al Congreso la reducción de más del 30%, sea solo una llamarada periodística y al final todo regrese a la normalidad por el bien de México, no solo de AMLO.
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