Ahora fue el humilde Querétaro el que los doblegó en casa. No existe explicación lógica para tratar de comprender tanta calamidad.
Cualquier palabra elegante que pretendan inventar para luego usarla como bendita salida es total pobreza. No será excusa, es la confirmación de la cruel realidad.
Ni modo; hacia el barranco quisieron dirigirse y ahí están estacionados otra vez.
Hoy no vale la intención o volver a afirmar que el “modelo” funciona y que se equivocaron en la ejecución.
Ya no, porque de todo eso estamos hartos, no hay forma de comprenderles ni de excusar sus obras.
Pregunta: ¿Ustedes no están agotados de pretender engañar a la afición, a la prensa y a la sociedad lagunera?
Se necesita al menos una cucharadita de humildad para intentar volver a empezar, si es que les interesa mejorar el próximo semestre.
Hoy ya no hay manera de creerles; no existen argumentos sólidos para confiar en la organización lagunera que fue excelsa y que por motivos de crecimiento mal fundados y su afán de estar en varias partes sin estar en ninguna, se esfumó.
El país entero incluyendo ex jugadores conocen estas desgracias que provocan dolor. Nos han robado la emoción por enésima ocasión.
Ya les gustó sufrir y hacer sufrir a los que todavía sentían algo por el Santos.
Se entiende y se supone, por lógica y sentido común, que ellos al interior del club también están molestos, tristes e incómodos con esta penosa situación.
Pero también se conoce que no tienen la menor intención de modificar su “modelo de negocios” porque ya están metidos hasta el fondo del laberinto.
A cambio de la alegría y emoción que generaron durante mucho tiempo, hoy tal parece que ya les gustó hacer mal lo que realizan.
La impotencia los invadió, los ató y los dejó conformes con lo que intentan hacer.
Aquella luz que veíamos al final del túnel, era la del tren.