Suelo poner atención en lo que escuchan mis amigos y conocidos en Spotify, además de que mis lectores me estimulan con su retroalimentación y ello es gratificante. A partir de ello fue que decidí insistir en que se escuche con atención el gran disco en directo que SOHN registró junto a la Metropole Orchestra; se trata de una joya que entrecruza un pop electrónico finísimo con la majestuosidad de una de las mejores agrupaciones europeas; una experiencia deliciosa.
Un músico argentino me agradeció haberle presentado al músico inglés, mientras que un amigo al que hace muchísimos años no veo en persona reconocía el esplendor de SOHN, al tiempo que sumaba la recomendación de otro álbum en vivo y con orquesta; para paliar la cuarentena, Nils Framh, el compositor, productor y pianista alemán editó Tripping with Nils Framh (Erased Tapes), grabado en la hermosa sala Funkhouse de Berlín durante 2018. En el primer disco mencionado la voz nos lleva a través del soul, R&B y pop, mientras que en el segundo el piano y algunos sintetizadores se funden con la orquesta. Tienen sus marcadas diferencias, pero también se unen por un espíritu minimalista que los mueve. Ambos encuentran momentos para la intensidad, pero destaca la manera en que ofrecen un remanso para toda la vorágine que sacude al mundo exterior aun con la pandemia. Me interesa destacar esa estrategia emprendida por la gente para hacer de la música un escudo para bloquear toda la porquería que está más allá del reducto personal de cada uno; el arte como un bálsamo para el alma. Es así que durante este año encuentro a mucha gente escuchando a Max Richter, Olafur Arnalds y Yann Tiersen, entre otros; incluso al canadiense Rhye a la hora de tirar del pop más refinado.
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