Todavía no llegaba el cambio de siglo y la polaroid de la memoria me remonta hasta un club de los alrededores de Silver Lake llamado Spaceland para ver la actuación del proyecto neoyorquino Firewater en aquella ciudad con alas. Previamente habíamos parado a beber algo en el Froolic Room, un bar de Hollywood Boulevard que sustenta parte de su leyenda en una rocola prodigiosa cargada de maravillas.
Al acabar el toquín hubo que volver al auto y manejar un largo trecho al sur para volver a Long Beach, donde se localizaban las oficinas de La Banda Elástica. Así era el tren de vida de Enrique Blanc; la música como el núcleo radioactivo que hace emanar un montonal de historias.
Todo ello está contenido en Flashback –la aventura del periodismo musical-, la compilación de un dylaniano irredento y escritor disciplinado que eligió a José Manuel Aguilera –extraordinario guitarrista y voz de La Barranca-, para escribir un prólogo titulado Oídos que ven, Corazón que siente, y que resulta una valiosa lección para entender esto que nos ocupa:
“Pero a fin de cuenta lo que acredita a un periodista para hablar de música es su trayectoria: la pasión que resumen sus textos, la fiereza con la que defienda sus convicciones y gustos, la seriedad y constancia con que asuma su oficio y sobre todo, la entereza con que se asuma a sí mismo. Por eso, en medio del periodismo musical de este país, donde no pocas plumas no sólo no han cruzado el pantano, sino que se han atascado en él, el recorrido periodístico de Blanc le hace honor a su propio apellido. Y esto le confiere autoridad”.
Nota: fragmento del texto leído ayer en la UANLeer 2020.
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