El equipo. Campeona del mundo de futbol pero sobre todo, campeona del mundo real, la selección española que venció el despotismo, el autoritarismo y el absolutismo de un presidente y su federación, será recordada por el deportivismo que mostró al hacerse a un lado de los festejos, los aplausos y las portadas para concentrarse en las denuncias, los derechos y la defensa del deporte y las mujeres. A esta selección encabezada por Putellas, Hermoso y Bonmatí, grandes jugadoras y líderes excepcionales, el futbol le debe mucho más que un Mundial: le debe una vuelta al mundo. No hubo en 2023 otro equipo que dentro y fuera de la cancha estuviera a su nivel.
El deportista. Novak Djokovic ha dedicado toda su carrera a coleccionar Grand Slams: hasta el momento lleva 24, una cifra imposible de superar en esta era y muy difícil de igualar en la próxima. Algunos consideran que dicha prueba es inapelable en el juicio sobre el mejor tenista de la historia, y otros creen que al bueno de Nole esta colección no le alcanza para compararse con Federer o Nadal, dueños una trayectoria, una ejemplaridad y una personalidad que les coloca entre los mejores atletas de todos los tiempos. Por lo pronto y sin ninguna duda, Djokovic es el deportista del año.
El momento. El triunfo del City en Estambul venciendo al Inter en la Final de Champions, es la consecuencia de una serie de derrotas que el mejor equipo de futbol sufrió en los últimos años para alcanzar el reconocimiento unánime y mundial. A veces los grandes equipos, aquellos que juegan bonito, suelen mostrar debilidad para rehacerse, levantarse y competir; no es el caso del City, que con este título demostró que el mejor futbol no es el que mayor espectáculo ofrece, sino el que más persevera en la defensa de un estilo. Ese momento, cuando el City levanta su primera Champions League, nos recuerda lo difícil que es ganarlo todo siempre.
