Un espectáculo incomparable fue ver el estallido de alegría de los aficionados de Santos Laguna tras el gol de Jorge Tavares con la colaboración de Nahuel Guzmán, fue envolvente y estremecedor.
Mismo estallido que vi cuando se ganó el campeonato del 2015 o aquella liguilla de ensueño del Clausura 2012 cuando se le ganó a Tigres y Rayados.
Santos Laguna mostró el mejor fútbol de la ronda de final, siempre controlando las individualidades de Tigres, también controlando las emociones cuando surgieron los imponderables como los goles en el estadio del volcán o la expulsión de Jonathan Rodríguez, aunque esto último tardó como 15 minutos en darse.
No faltará quien diga que América tuvo el mayor margen de diferencia en su serie eliminatoria o que Xolos sorprendió por dejar fuera del torneo a Rayados en Guadalupe, Nuevo León cuando no había ganado un solo partido como visitante en el actual torneo, sin embargo, las Águilas no tuvieron un rival de alto nivel competitivo y Xolos pasó problemas en dominio de acciones en el juego de ida.
Ya no hablamos del equipo Toluca que terminó pidiendo la hora el pasado domingo ante Monarcas Morelia cuando, se supone, tenía controlado el juego. A los imponderables antes mencionados que sorteó Santos, agregue usted el hecho de que Jorge Tavares no terminó el juego por lesión.
En la ronda semifinal, el nivel de dificultad para Santos Laguna aumenta considerablemente por el simple hecho de que América no estará “aburguesado” como Tigres.
El nivel de juego del conjunto de Coapa está más afinado y mucho mejor ejecutado en comparación a la patética exhibición que dio el todavía campeón del fútbol mexicano.
No se puede volver a presentar otra expulsión porque solventar minutos en desventaja numérica ante América será más desgastante con elementos como Cecilio Domínguez, Renato Ibarra o Ibargüen. La ejecución y concentración deben seguir en niveles más altos que el partido de vuelta de cuartos de final para la escuadra lagunera.
La liguilla nos presentó una obscenidad a favor de los albiverdes al eliminar al campeón en desventaja numérica. No se debe tentar al fútbol con una segunda adversidad. Por lo demás, la semifinal entre América y Santos será para disfrutarse…o volver a sufrir. La emoción será gratuita.