Llamamos novedad a las comidas rápidas desde que llegaron las hamburguesas, pizzas y alimentos semejantes. La gracia está en que la pides y te la sirven en 10 minutos o la pides y te llega en 20.
Pero nosotros ya teníamos comidas rápidas desde mucho antes, por ejemplo los tamales que siempre están a la orden.
El principal platillo rápido es nuestro cabrito al pastor, más tarda en sentarse que ya tiene en la mesa el cabrito, las salsas, los frijoles a la charra.
Todo es cuestión de logística, tener carne siempre en el asador y servir oportunamente.
Y no presumimos de la prisa en servir, sino la calidad del alimento, lo ideal sería unir a las dos cosas, calidad y rapidez, para algo más que pizzas y hamburguesas.
Es cuestión de mercadotecnia más que arte culinario vender la rapidez como un valor insustituible. El resultado es que comemos mal y menospreciamos mucho nuestras comidas originales.
Lo cierto es que tenemos comida rápida y nutritiva.
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