Las nostalgias del sector opositors por la muy krauzista Dictadura perfecta, son respetables aunque en su intensidad los manden hasta abajo hasta abajototota, donde lo colocan las recientes encuestas.
Y es que los opositores no se ayudan en la documentación de sus melancolías, pues en su onda supertendenciosa recurren al facilismo ramplón de resucitar a cada rato una idea muy sobada y artrítica, “Claudia, un peligro para México”. ¿Es neta? ¿No podrían los derechairos utilizar conceptos más frescos, menos momificados?
Bueno, son tan mothernos en la oposición –Lady X en primera fila— que hasta celebran el regreso de las corridas de toros como si fuera la cura del cáncer o el hallazgo de agua en Neptuno. Como que quieren demostrar que o son prehistóricos o no serán y que están muy extraviados en el siglo XXI. Mucho melodrama taurino cuando un amparo volvió a cerrar la plaza que estaba llena de ChikiliQuadris, pero una caricatura lo explica todo: un toro, al ver el regreso de eufórico de la fiesta, le echa un fonazo a los de Africam Safari para ver si tienen un lugar junto a la jirafa Benito que se le está pasando bomba.
En este ejercicio de mirar hacia el pasado, vemos a personajes como Loret se Autoinmola, Anabel Hernández y Carmen Aristegui, que insisten en transformarse en Laura Zapata y Kinky Téllez, enarbolando una investigación de una notable pobreza periodística donde se acusa a López Obrador de haber recibido dinero del Cártel de Sinaloa en la campaña del 2006. Sin pruebas ni evidencias se ha querido mantener una narrativa artificial que ya fue desmentida por la DEA y por el propio periodista Tim Golden, cuyo texto que parecía tecleado como para la revista ¡Siempre!, fue tan mal interpretado casi que deja en claro que el derechairismo no es muy ducho en comprensión lectora. Montaron un show que derivó en la etiqueta #Narcopresidente, que solamente entusiasmó a los Paleros de Alazraki.
Es comprensible que la derecha odie a López y trate de contribuir al caos y al desorden, pero hay que echarle credibilidad y entusiasmo intelectual a esa grenetina. Y luego qué chasco mover todo a través de Ladillus que, solo por tener como dueño a Roberto Madrazo, da ñáñaras.
Si no se autodestruyen, Sandra Baticuevas anunció que autodestruiría a los del PRIANChu.
Las ardillas están ardiendo, ya me las desmintieron y me las van a volver a desmentir. Tim Golden reculó vil y gachamente: no tiene pruebas concluyentes.
