Desde López Porpillo no se había visto un discurso tan encendido y lloriqueante como el que se aventó Santiago PRIL cuando se fue a registrar como suspirante a la candidatura por el sector opositors. Una cosa sobreactuada, gritona y lloriqueante que, me dicen, los de La rosa de Guadalupe y La casa de los famosos se lo están disputando. Sería una maravilla ver a mi Santi con Wendy Guevara gritando el muy jolopista slogan de “¡Ya nos robaron, no nos volverán a robar!”.
En ese mismo pálido show se apareció el ChikiliQuadri de manera intempestiva al estilo de Yeidckol Polevnsky, a pesar de su adicción a la transfobia. El bigote que alucina y no canta, fue a tratar de opacar a la favorita de Claudio XXX, Lady X, que, a fuerza de mentadas, cabrones, putas y pendejos, se llevó las palmas del respetable que se sentían en una presentación de Polo Polo. Un discurso como de Chatanuga que, tristemente, rompía la muy bonita imagen que de manera espontánea y nada premeditada nos están vendiendo de una Xóchitl photoshepeada al extremo, prácticamente tan nívea como Kinky Téllez y Santiago PRIL, que en versión de sílfide que vuela por los aires con dragones y alebrijes. Un video idílico que combina la telenovela Simplemente María con El viaje de Xochilhiro, mientras vela por los intereses de la oligarquía que la arropa junto al KuklukPAN, el PRIcámbrico temprano en desbandada y el PeRDeré que no sabe ni a melón. Todo perfecto, salvo que en muy mala onda la Gálvez declarara que ella se había hecho sola, menospreciando el patrocinio del fifilántropo, el falso mesías neoliberal y dueño de la oposición, Claudio XXX González, no se vale.
Como van las cosas con el abuso de la inteligencia artificiosa, van a dejar a Xóchitl como Felicia Mercado.
No obstante, la cargada a favor de la señora X me conmueve y me anima. Sobre todo porque me urge ver a los grandes de la plutocracia sin atributos, a los machuchones de la Coparmex, a la derechairiza en éxtasis y al subjefe Diego, especialistas en clasismo, misoginia e indiofobia, disfrazados de Macario, Madaleno, Tizoc y Los Xochimilcas.
Supongo que los Piña girls & boys de la Tremenda Corte ya encargaron sus huipiles con hilo de oro y plata en Pineda Covalín. Con la autodefensa heroica de sus austeros honorarios al estilo de Edmundo Jacobo, mi Tatankita Córdova y Murayasamí (Mr. Sabático), nos queda claro que los humildes ministros están para defender la Constitución, pero no para ejercerla.
