Como hay de transparencias a transparencias, el INAI se negó a investigar a Carlos Loret alegando, con la Biblia en la mano, que se trata de un ser de luz, pero sobre todo perteneciente al ámbito privado donde es más intocable que ninguno. Eso me alegró; sobre todo porque capaz que gana más de lo que se ha dicho y acabaría por deprimirnos a todos, más a los periodistas y reporteros de a pie que en su mayoría tienen salarios muy depauperados. Hasta yo, que según las lecturas de las hordas de bots que me manda cotidianamente el humanista Chumel Torres, soy el chayotero mayor (claro, les falta restar a la cantidad que tanto les inquieta por mi trabajo en el Canal Once, chorromil impuestos que le pondrían los pelos de punta a Salinas Pliego, sin olvidar que se trata de un pago no por hora sino por temporada), pues sí me saca de onda que a alguien como a Charly le caigan más recursos que al IMER, Capital 21 y al Canal 22 juntos.
Nada más entre paréntesis, cabe decir que las amenazas persisten en mis cuentas en redes sociales, donde siguen difundiéndose ahí los datos que ponen en peligro a mi y a mi familia gracias a los buenos oficios de Chumel Torres, sin que organismos como Artículo 19 o Twitter Seguro saquen aunque sea la lengua. Parece que quienes no hacemos juego con su mobiliario político prianchuchista, ni te ven ni te oyen. No fuera un voxista porque hasta le llevarían un masaje con final feliz.
Como quiera que sea, llama la atención que otros opinadores que también laboran en el Once, fundamentalmente alazrakianos-zavalistas-tresequisgonzaleros como por ejemplo la señora María Amparo Casar (pilar de Mexicanos contra la corrupción), no se le someta a la misma exigente terapia transparentista que a mi o la banda del Chamuco, por ser “funcionaria pública”, qué raro.
Ya pensándolo bien, los del INAI son tan aburridos y anticlimáticos como Carlitos Ugalde que como buen demócrata está haciendo campaña contra una herramienta democrática: la Revocación de mandato. Estoy seguro de que si abren esa puerta y lo transparentan todo, nos vamos a divertir un chorro y dos montones. Solo pensemos que si Roberto Madrazo, Chiflano Aureoles y Cabeza de Buey financian a Latinus como afirman varias investigaciones periodísticas, hay dinero público involucrado y técnicamente quienes laboran en esa sacrosanta plataforma serían susceptibles de transparentarse más que en un teibol.
¡Ven, transparéntame otra vez!
Jairo Calixto Albarrán
