Hace unos días, al estar leyendo un libro, me interesé tanto en los nombres de los científicos, las ciudades y los temas de investigación, que se me olvidó el autor y el tema principal de la obra en cuestión.
Me regresé al título del libro y leí: Dalai Lama, El universo en un solo átomo…
En ese momento, volví a retomar la lectura con otra perspectiva, el enfoque y la visión que tenía los volví a direccionar y comprendí la visión de un hombre sabio, educado en la oración, la meditación y la contemplación, con una cosmovisión de la ciencia desde el punto de vista dela religión budista.
Para comprender mejor lo que estaba leyendo, me acordé del comentario de un amigo,que nada llega a nuestra vida por casualidad, las situaciones, cosas y personas, que nos llegan son las situaciones necesarias, lo que en ese momento de nuestra vida necesitamos vivir.
Incluso las situaciones que no nos gustan, que nos hacen pasar malos ratos, son necesarias para convertirnos en mejores personas y al vivir el sentido de pérdida y de abandono, el sentirnos mal con nosotros mismos, nos hace ser más fuertes, si las vivimos solos van a ser difíciles, incluso dolorosas, más si tenemos una fe en Dios, comprenderemos que no estamos solos, estamos protegidos, incluso al estar enfrentando una situación desastrosa.
Y a pesar de todas las pérdidas, de las derrotas, comprenderemos que estamos construyendo, aunque en ese momento no lo veamos, ni comprendamos que estamos viviendo, porque no tenemos la visión global de las cosas, es decir, la visión del engranaje total de que una cosa nos lleva a otra.
¿Qué construimos? nuestra vida, lo importante es no perder la perspectiva, no olvidarnos del ¿qué? por buscar el ¿cómo?, no perder el enfoque de a dónde vamos.
Además de tener conciencia, que el ser humano es un ser social por naturaleza, que nacimos en una familia con un sentido de pertenencia y a su vez, la decisión más importante en nuestra vida, es quién va a ser nuestro socio de vida, con quién vamos a formar una familia.
Construyamos…
Una familia, una mejor ciudad, un mejor país, un mejor mundo, aunque creamos que nadie nos ve, que no tiene sentido nuestras acciones nos llevarán a nuestro sentido de trascendencia y a pesar de que al paso del tiempo no veremos el resultado de nuestras obras, nuestras acciones darán fruto y eso es lo que realmente importa.
Las situaciones que se presentan en la vida son necesarias para evolucionar, para desarrollar ese crecimiento, que nos saca de nuestro estancamiento y al final nos lleva a convertirnos en la persona indicada.
A estas alturas el miedo no tiene cabida, nos paraliza…
Confiemos en las acciones correctas para tener la vida correcta y tengamos gratitud por todo lo recibido, por lo bueno, por lo malo, incluso por los enemigos, que fueron los que nos dieron la batalla para sacar lo mejor de nosotros y nos daremos cuenta del propósito de nuestra vida.
Confiemos en el plan de nuestra alma, aunque no sea perfecto, aunque uno no pueda comprenderlo.