Siempre me ha gustado escuchar el sonido del violín, ha sido tal mi fascinación que estudié para aprender a tocarlo; sin embargo, he de reconocer que se me da mejor la escritura, he de aceptarlo.
Soy seguidora de Joshua Bell, un gran violinista que desde niño toca el violín de manera virtuosa y además su visión de la vida me encanta.
Músico apasionado que en cada melodía que interpreta deja su alma, ha mencionado en entrevistas al gran genio de Beethoven.
Es fascinante la forma como explica la máxima debilidad de Beethoven: su sordera...
Y la visión de Joshua Bell es que la sordera de Beethoven fue su gran maldición y su gran bendición, ya que al no escuchar sonido alguno, no se limitó al escribir su música.
Por el contrario, su sordera le dio la oportunidad de escribir sinfonías fuera de este plano, que pudieron ser escritas en el siglo XX.
Lo que me lleva a una serie de cuestionamientos, implícitos al enfrentar la adversidad.
¿Qué hacemos al contar con limitantes?
¿Qué hacemos con el dolor de no contar con todas las oportunidades?
¿Qué hacemos al sentirnos en desventaja?
Nuestra percepción de nosotros mismos es lo que va a determinar nuestros logros...
Si nos diéramos cuenta que al enfrentar esas debilidades nos volvemos más fuertes, no las evitaríamos.
Beethoven en su sordera creó obras tan bellas que nos conmueven, cuyos sonidos, si cerramos los ojos, nos llevan a un estado alterado de conciencia tocando lo más sublime de nuestra alma.
Por eso no permitamos que nuestras aparentes limitaciones nos quiten la oportunidad de trascender en nuestra vida y no demos lugar al fracaso por no ser como los demás.
Muchos de los grandes genios de la historia se sintieron incomprendidos por la sociedad en la que les tocó vivir, más trascendieron a las épocas al ser fieles a sí mismos.
He aquí mi secreto: haz lo que más amas, con o sin los recursos; al fin y al cabo, el tiempo acomodará las situaciones.
Como menciona Joshua Bell: la belleza inspira belleza…
Es muy gratificante el observar en nuestras vidas las formas en que se acomodan las situaciones al realizarlas de manera armónica; es decir, con esa sincronicidad que da la vida, que incluso de forma mágica se arreglan las cosas.
¿Cuántas veces nos enfrentamos a situaciones en la vida, en las que parecemos David contra Goliat?
Y aunque el panorama sea devastador, e incluso en apariencia llevemos todas las de perder, el resultado de la contienda es favorable y es que... ¡Guerrear es un acto de amor!
Al enfrentarnos a nuestro adversario, el otro nos confronta con nosotros mismos y no tiene que ser siempre una persona, puede ser una situación, una pérdida, incluso una desilusión y es ahí donde enfrentamos el buen combate y decidimos por amor.
¿Desde dónde obtenemos nuestra fortaleza? Desde lo más sublime del alma...
La belleza inspira belleza...
