cuando era niña siempre participé en los concursos de la primaria, de ortografía, de manualidades, poesía o alguna otra cosa que me pedían.
El caso es que en uno de los tantos concursos de ortografía, al profesor que dictaba las palabras no le entendía lo que decía; empecé a ver el dictado de palabras más como una confrontación que como un concurso de ortografía…
Entonces, en uno de mis pensamientos empecé a pensar en los errores que tenía en el dictado, más que las palabras y comencé a pensar en la palabra error.
¿Cuántos errores tendré?
Entonces me dije: la palabra error debería llevar “h”, si la “h” es muda, así la palabra error sería coherente con lo que significa.
Y ese pensamiento acerca de los errores me persiguió durante toda la vida, que un error debe ser coherente con lo que se cometió, con la equivocación, porque hay tantas causas para cometer un error.
Si analizamos los errores que hemos cometido en nuestras vidas, serían por muchas causas: errores de omisión, cuando cometes errores por no hacer lo que te corresponde. Errores por adjudicación, cuando cometes errores por comprar boleto, o sea, que ni son tuyos y terminas pagando el precio.
Errores de visión, porque “viste” solo una situación, sin ver todas las partes o las consecuencias de tus actos. Errores de comprensión, porque no comprendiste que te quisieron decir o manifestar. Errores de evasión, porque te evadiste y ni estuviste ahí.
Errores de contestación, porque por la inflexión de la voz entendieron otra cosa.
Errores de puntuación, porque no pusiste las los puntos y las comas donde deberían ir. Errores de interpretación, porque interpretaste algo diferente. Errores, errores, errores…
Podría hacer toda una serie de significados de la palabra error, con todo y sus consecuencias…
Desde gayola, podemos ver los errores de los demás. Sin embargo, mientras cometemos los errores propios, ni siquiera nos damos cuenta de que nos estamos equivocando ante una situación.
Podría decir que es cuestión de perspectiva; hoy sé que los errores pueden corregirse y nos dan una lección de vida. Ya no me aferro a que los resultados sean los esperados...
Solo es cuestión de estar abiertos y aceptar los cambios. _
