Se acerca una vez más el fin de año, e inevitablemente uno se sumerge en la reflexión sobre lo logrado y se definen propósitos para el año por comenzar. Lo más común es que se meta uno en meditaciones, pero el ejercicio ayuda a deshacerse de un par de fantasmas y a recibir con cierto optimismo lo que está por venir.
Hoy tengo razones particulares para acometer el balance con más seriedad. El que está por terminar fue un año difícil en el tema salud. Sin entrar en detalles, solo diré que ahora vivo una condición crónica e irreversible a consecuencia de mis propios errores. Así pues, me planteo con mucha más seriedad ¿qué me propongo hacer de 2020?
Cuidaré mi salud hasta donde sea posible, y es necesario ahora seguirlo haciendo con disciplina: presión sanguínea, check; azúcar en la sangre, check; dieta, check; ejercicio, check. El cuerpo es agradecido si uno lo trata bien, pero estoy demasiado cerca de la raya para confiarme.
Bien, me digo: cuidar de mí mismo es lo mínimo que puedo hacer, pero ¿qué hay respecto a los demás? Aquí reconozco que no he sido la mejor persona posible. No soy malvado ni algo parecido, creo, que con los años he acumulado una serie de errores y deudas morales. Así pues, a todos aquellos que han tenido contacto conmigo les pido perdón para cualquier cosa negativa que mi conducta les haya causado. Y recuerdo ahora un libro que leí este año: Ante todo, no hagas daño, del neurocirujano Henry Marsh, quien toma el título de un aforismo atribuido a Hipócrates de Cos. Es la responsabilidad de un médico: primero que nada, no causar daño.
Luego pienso en el trabajo periodístico. Escribir esta columna puede verse como un esfuerzo deliberado por causar daño, por lastimar reputaciones. ¿Se puede hacer crítica sin dañar? En su libro, Marsh reflexiona mucho sobre lo que hace un médico, y creo que, en cierto sentido, la crítica periodística es como la medicina. A veces hay que usar el escalpelo, pero siempre es con el propósito positivo de lograr la salud. Eso es la crítica periodística: no el blandir la pluma para dañar, sino usar el escalpelo de la palabra para buscar la reflexión de quien te lee. Este es mi propósito formal, y con tranquilidad puedo seguir adelante, con una cita del propio Marsh: “La investigación psicológica ha demostrado que la ruta más confiable a la felicidad personal es hacer felices a otros”. Feliz año nuevo.