Un día después de uno de los informes de gobierno más teatrales y controvertidos en Estados Unidos, el presidente Trump recibió el “triunfo” que tanto esperaba, al ser absuelto por los senadores republicanos de los cargos de abuso de poder y obstrucción al Congreso. La reacción casi inmediata del magnate fue tuitear uno de sus “trolls/parodias” favoritos en el que aparecen, con el fondo de la revista Time, varios letreros con años de gobierno desde 2020 hasta prácticamente el infinito, terminando con la frase “Trump 4eva” (o “Trump para siempre”), como diciendo que Trump o el trumpismo gobernará de manera indefinida en Estados Unidos. Esto causó, obviamente, la indignación de los demócratas y generó eso que tanto le gusta al inquilino de la Casa Blanca: estar en boca de todos y prender a su base.
El trumpismo está más fuerte que nunca. Un ejemplo: Mitt Romney, el único senador republicano que decidió votar en contra del presidente, enfureció a las huestes de Trump a tal grado que incluso hay preocupaciones de seguridad para él y para su familia. Así están las pasiones en el movimiento de Trump, quien además sigue aumentando sus números generales de aceptación, y todo parece indicar que, al menos entre la mayoría de los republicanos moderados, habrá muy poco movimiento a la hora de votar en noviembre.
¿Sirvió de algo que Nancy Pelosi rompiera el discurso frente a las cámaras como contestación al no-saludo de Trump? No con los moderados, pero quizá sí con los más radicales. Quizá la solución que están buscando los demócratas ahora es generar un grupo de personas que funjan como némesis directa a los trumpistas y que lo hagan con tácticas similares. Pero a lo mejor ya no alcanza el tiempo. El trumpismo está muy arraigado.
Apunte spiritualis. Es probable que el video-troll de Trump tenga algo de razón, si no para siempre, sí por mucho tiempo, porque incluso aunque cambien las cosas en los próximos
meses y surja un gran candidato demócrata que le gane a Trump, los trumpistas seguirán ahí.
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