Investigaciones realizadas por un equipo de agentes de Gil que trabajan encubiertos han revelado que los psicoanalistas proponen incluir en su lenguaje el “Complejo Liópez de la Inauguración”. Este síndrome, por llamarlo así, se sostiene en una imaginación desbordada, en la creación de realidades alternas debido a un Edipo no resuelto. Así como lo leen. El caso paradigmático de este complejo, como existió el de “Juanito” y el “Hombre de las Ratas” es el del Presidente Liópez. Jesús: ¿qué inauguramos? Algo, algo que inaugurar, Jesús.
Al paso que vamos, Liópez va a inaugurar el Zócalo, con la salvedad de que el Zócalo sí está terminado y todo lo que inaugura el Presidente es una oda a lo inacabado, una pasión por el fragmento y un anhelo incumplido de completud, así como los leen en estallidos cacofónicos.
Así y entonces, después de inaugurar el Tren Maya sin cambio de vías, con retraso de cuatro horas, de que falló el Alstom; Dos Bocas, sin un barril de producción de petróleo; un aeropuerto fantasma, el Presidente anunció que inaugurará la presa Santa María, en Sinaloa.
En el “Complejo de Inauguración” hay momentos de verdad. A la presa, dijo Liópez, le faltan las turbinas para generar energía eléctrica, y espera que antes de que termine su mandato, se culmine su instalación.
En un gesto histórico, Gilga se llevó los dedos índice y pulgar al nacimiento de la nariz y meditó: entonces,¿para qué inaugurar? La respuesta es sencilla: por el “Complejo de Liópez Inaugurador”. A la presa le faltan las turbinas, importantes artefactos que producen energía, sin ellas la presa es como una poza de cemento para el riego. Como si a usted le vendieran un coche precioso y le dijeran: sí le faltan las llantas, pero antes de fin de año las tendrá, mientras, celebre la propiedad de su automóvil nuevecito.
La presa
Gil lo leyó en su periódico El Universal en una nota de Enrique Gómez y Alberto Morales: “Falta la parte de las turbinas, para la generación de energía, está la presa, ya está el control de las aguas, ya hay agua para el riego, se está avanzando en la construcción de los canales de riego, y hay agua para el abastecimiento de los pueblos”. En conferencia de prensa, en Palacio Nacional, resaltó la construcción de presas durante su administración, como la del Zapotillo, en Jalisco, y la presa Libertad, en Nuevo León. La de Zapotillo quién sabe, pero la de Nuevo León más bien fue tongazo porque la sequía tuvo a los neoleoneses muy afectados y tuvieron que mandar unas aeronaves rompenubes, o como se llamen: “ocupo una nube aquí”.
La presa Santa María tenía un avance de 25% cuando inició el sexenio, y la inversión final fue de alrededor de 10 mil millones de pesos: “es una gran obra de ingeniería civil e hidráulica. En términos de avance en lo físico y también en lo financiero, esta obra la encontramos parada, con un avance del 20, 25%. Cuesta alrededor de 10 mil millones y habían invertido como 2 mil 500”, detalló Liópez.
Por su parte, Germán Martínez Santoyo, director de Conagua, expresó que con la construcción de la Presa Santa María se podrán abastecer aguas a la zona sur de la entidad para riego, uso público urbano y generación eléctrica. Bien, generación eléctrica hasta que funcionen las turbinas, ¿estamos?
El director de Conagua explicó, víctima ya del “Complejo de Liópez Inaugurador”, que la inversión fue de 9 mil 659 millones de pesos, y de éstos, 7 mil 318 millones de pesos en esta administración. La presa beneficiará a 2 mil 551 productores, y una vez que genere energía eléctrica, ésta llegará a 90 mil habitantes; además de que generó cuatro mil empleos. Pues muchas felicidades, pero ¿y las turbinas, apá?
Otra inauguración
Gil también padece el “Complejo Liópez de la Inauguración”. Le urge a Gamés inaugurar sus vacaciones, aunque no traigan turbinas, total. Gil quiere pegarle al aguinaldo, gastar su dinero en regalos para los suyos y las suyas, ocupar sus tardes sin turbinas en mirar el rosicler, mjú. Gilga siente que se acerca ese momento, pero si ocurre un retraso como el del Tren Maya se jodió la bicicleta y las vacaciones empezarían en febrero.
Todo es muy raro, caracho, como diría George Bernard Shaw: “Dos tragedias hay en la vida: no lograr lo que el corazón ansía, y lograrlo”.
Gil s’en va